América Norte
Ubicado a dos horas al norte de Phoenix, y a 30 kilómetros al sur de los picos de Flagstaff Sedona forma parte del terreno del alto desierto de Arizona. Oak Creek Canyon, un espectacular desfiladero con arroyos y cascadas entre paredes de roca pura, atrae a excursionistas, campistas y pescadores a esta parte de los Estados Unidos todos los años. Estamos en el país de la roca roja. Y en este contexto geológico, una obra arquitectónica única destaca por la conmovedora historia de su origen y por asombrosa. Más de medio siglo después de su construcción, la Capilla de la Santa Cruz sigue siendo un lugar maravilloso, moderno, de renovación espiritual, y con unas de las vistas más sublimes de Sedona, en Arizona. Esta ciudadela espiritual, en una colina, es uno de los Must See en cuanto a atracciones de Sedona se refiere. Profese uno la fe que profese, esta obra arquitectónica va más allá de las creencias personales. Es uno de los primeros hitos de Sedona y también uno de los más entrañables. La Capilla de la Santa Cruz, es un lugar mágico, donde personas de todas partes vienen a ofrecer sus oraciones, súplicas y alabanzas. Pero también es el lugar para maravillarse con la arquitectura distintiva del edificio y con las vistas panorámicas. Incluso después de medio siglo, la capilla tiene un aspecto contemporáneo. Es una sensación escultórica y tiene un efecto surrealista, ya que sobresale de dos montículos de color rojo sobre un espolón de roca que se encuentra a 200 metros del suelo. Lo que la caracteriza es que en su prominente capilla hay una cruz que parece haberse incrustado en la roca gracias a algún peregrino devoto. Y quien más tarde hubiera construído una capilla alrededor. Es un espectáculo inolvidable desde todos los ángulos. Mirándolo directamente, parece que las rocas se abrieron para acoger la estructura. De un lado, parece que se haya caído en su lugar. Desde arriba, se asemeja a un trampolín o una pista donde uno puede saltar hacia el espíritu. En el interior, la capilla es íntima, sin adornos. A su alrededor, los bancos abrazan las paredes angulares. En el centro, dos filas de bancos, siete en cada lado, proporcionan un lugar para rezar o descansar. La sensación es peculiar, te sientes donde te sientes, tus ojos se sentirán atraídos hacia la cruz en el centro. Y los ventanales detrás proporcionan un magnífico telón de fondo. Aparte de dos tapices en la pared, el único color en la capilla es el de las velas parpadeantes rojo rubí, un brillante despliegue de devoción. La Capilla de la Santa Cruz fue un regalo de Marguerite Brunswig Staude, escultora, filántropa y católica devota, que creía que las artes deben estar al servicio del espíritu. Y esta iglesia está considerada como su mayor logro artístico, una misión que cumplió en vida. En 1932 Staude tuvo una visión. Mientras contemplaba el recién terminado edificio del Empire State, vio una cruz superpuesta sobre la estructura, y pensó: "¡Qué idea para una iglesia!" Esta idea, reafirmó su creencia de que las iglesias debían hablar con la gente de su tiempo. Para Staude "Dios puede ser adorado como un contemporáneo, traerlo más cerca de la tierra y a cada uno de nosotros", dijo. Staude concibió la capilla como una moderna catedral rascacielos. Sus primeros bocetos dibujados por Lloyd Wright, hijo del famoso arquitecto estadounidense Frank Lloyd Wright, no fueron aprobados por el arzobispo de Los Ýngeles. Entonces, un convento de monjas en Budapest se entusiasmó con el diseño y planeó colocar la iglesia sobre el río Danubio, pero la Segunda Guerra Mundial abortó el proyecto. Al morir sus padres, Marguerite quiso dejar atrás un fideicomiso espiritual viviente. Así que resucitó la idea de una capilla, pero esta vez en Sedona, un lugar que ella había llegado a amar. "Nuestro monumento se convertirá en una capilla dedicada a la búsqueda de Dios a través del arte", dijo. Y finalmente su obra fue realizada, la Chapel of the Holy Cross, quedó para la posteridad en este terreno rocoso para el mundo. Esta es la conmovedora historia de una mujer moderna que cumplió un sueño. Una capilla en honor a sus padres.