IRLANDA
Viajamos hasta la ciudad irlandesa de Galway para conocer la historia que hay detrás de su imponente Catedral. ¡No te dejará indiferente!
No es ningún secreto que Galway es una de las ciudades de Irlanda que más llama la atención entre todos aquellos turistas que se animan a visitarla. En ella encontramos habitantes realmente hospitalarios y, también, una serie de monumentos y construcciones que no dejan absolutamente indiferente a nadie.
Un claro ejemplo lo encontramos en la Catedral de Nuestra Señora de la Asunción y San Nicolás, conocida popularmente como Catedral de Galway. Estamos, sin lugar a dudas, ante una de las construcciones más grandes, impresionantes y significativas de la ciudad irlandesa. ¡No hay lugar a debate!
Para comenzar, tenemos que tener en cuenta que la construcción de esta Catedral de Nuestra Señora de la Asunción y San Nicolás se inició en el siglo pasado, concretamente en el año 1958. Una de las cuestiones más peculiares que tienen relación con este templo es, precisamente, el lugar escogido para su construcción.
Y es que se erigió en el mismo punto en el que se encontraba la antigua cárcel de Galway. Fue en el año 1965 cuando, de forma conjunta, se decidió que este fuera dedicado tanto a Nuestra Señora de la Asunción como a San Nicolás. ¡Cumplieron su objetivo!
Para la construcción de esta Catedral, decidieron contar con uno de los arquitectos más reconocidos de la época, en esta zona. Estamos hablando, cómo no, de John J. Robinson. Era conocido no solamente en Galway, sino en el resto del país por haberse encargado del diseño de varias iglesias en Dublín, así como en el resto de Irlanda.
En cuanto a las características de esta Catedral de Nuestra Señora de la Asunción y San Nicolás de Galway, podemos encontrar una arquitectura en la que quedan reflejadas diversas influencias. Un claro ejemplo lo encontramos tanto en las columnas como en la cúpula, que son de estilo renacentista.
Precisamente la cúpula es uno de los elementos a destacar de esta Catedral. Cuenta con una altura de casi 45 metros y el objetivo de su construcción era claro: hacer que fuera una señal en el mismo horizonte de la ciudad irlandesa. No podemos dejar de mencionar los numerosos mosaicos así como los rosetones que encontramos en esta Catedral, que nos hacen viajar de lleno al arte cristiano.
Sea como sea, lo cierto es que esta Catedral, con el paso de los años, ha ido ganándose un hueco en los corazones tanto en los habitantes de Galway como en todos aquellos turistas que deciden visitar la ciudad. Sin duda, una de las construcciones que merece la pena conocer en primera persona. ¡No te dejará indiferente!