Europa
Si uno viaja a Estocolmo, no es necesario que busque durante mucho tiempo la tranquilidad antes de encontrarla. Es irremediable que la ciudad transmita a todos sus visitantes una calma casi obligada, que surge de contemplar sus edificios, quedarse absorto con las vistas desde cualquier puente de los que unen las 14 islas que forman la capital sueca o, simplemente, una calma que proviene de haber encontrado el lugar perfecto. En el número 88 de Drottninggatan, en pleno centro de Estocolmo, se encuentra uno de esos espacios por los que todo el mundo que visite la ciudad debería pasar. No es necesario ser un fan de los baños termales ni tampoco un entendido en arquitectura, sino simplemente saber disfrutar de la belleza que ofrecen los edificios históricos y querer descubrir rincones únicos con mucho encanto. Se llama Centralbadet y es el proyecto del arquitecto de arte vanguardista Wilhelm Klemming. En 1904 abrió la puerta de este lugar al público con el afán y la esperanza de que se convirtiera en una ventana hacia la naturaleza en el medio de la capital sueca. El resultado es digno de admirar y, seguro, resultará sorprendente para la mayoría. Centralbadet está situado en un jardín casi oculto donde reina la tranquilidad y cuenta con unas instalaciones de 3.000 metros cuadrados. En ese espacio cuenta con una piscina, un gimnasio, una zona donde se dan masajes típicos suecos, una sauna nórdica y un bar para disfrutar de un tentempié o de una bebida caliente y reponer fuerzas después del baño. En todo Estocolmo resulta muy difícil encontrar un lugar más relajante para darse un baño que la piscina cubierta que tiene Centralbadet, acompañada de su spa, ambos construidos con un precioso estilo art nouveau que data del año 1904. También se puede pasear por su jardín mientras se contempla la fuente o el estanque tan acogedor que preside todo el terreno; además de contratar tratamientos faciales y corporales o bien baños terapéuticos que ayudan a disminuir los efectos de determinadas dolencias. Nadar bajo las vidrieras resulta un lujo tanto en invierno como en verano. En este lugar se logra desconectar del relativamente poco bullicio que hay en Estocolmo, y resulta perfecto para leer un libro o dejar el reloj en la taquilla y no acordarse de él hasta que termine el tiempo de la estancia. Para llegar a él, se puede coger el metro, cuya parada corresponde a la de Hötorget. Y sus horarios de apertura son de lunes a viernes de 7:00 a 21:00 horas, el sábado de 9:00 a 21:00 horas y el domingo de 9:00 a 18:00 horas.