Europa
Ya ha comenzado la temporada de esquí y, ¿a quién no le gustaría tener un chalet en alguna estación? A cualquier amante de este deporte le encantaría trasladarse durante unos meses o semanas al año al pie de alguna de las localidades más famosas para disfrutar de la nieve. Pero por tiempo, trabajo o dinero, no todos pueden tener la suerte de tener una segunda residencia con estas características. Courchevel es una de las estaciones más míticas, está situada en los Alpes franceses, en el valle de Tarentaise, en Saboya, y es una de las preferidas por los esquiadores europeos. Se encuentra en la región de Rhône-Alpes y desde hace 60 años no ha dejado de evolucionar para ofrecer un abanico de servicios e instalaciones que cubren todo lo que puedan desear aquellos que pasen unos días esquiando en la estación. Lo bueno de esta estación es que está formada por varias a su vez. Se divide en Courchevel 1300 (Le Praz), Courchevel 1550, Courchevel 1650 (Moriond) y Courchevel 1850, números que hacen referencia a la altura respecto al nivel del mar, aunque en realidad Courchevel 1850 tiene una altura de 1.747 metros. Y es aquí donde se encuentra el insólito y lujoso Chalet Grande Roche. Un alojamiento privilegiado desde el cual se tienen unas vistas increíbles. Pero, aunque por fuera puede parecer un gran chalet de estilo alpino al igual que muchos otros que se encuentran en la zona, su interior no es para nada usual. Todo lo contrario, es un espacio único, en el que se ha cuidado hasta el más mínimo detalle para que los momentos après-ski sean de lo más confortables. Está ubicado en una zona protegida, rodeado de pinos y en la temporada de invierno se cubre casi totalmente por nieve. Sus cuatro plantas están construidas en materiales nobles: suelos de madera, paredes piedra y tejados de pizarra. Tiene cuatro habitaciones, todas con baño privado, una sala de estar y un dormitorio principal con chimenea en su interior. También tiene una cocina equipada con todo lo necesario para preparar cualquier tipo de comida, desayuno o cena, un comedor para disfrutar en buena compañía, un gimnasio y una piscina interior con un balancín que invita a entrar en calor mientras se observa el invernal paisaje de los glaciares de la Vanoise. También se pueden ver películas en su cine, disfrutar de su sala de vapor, aparcar en su garaje doble y disfrutar, sobre todo disfrutar. Porque el Chalet Grande Roche ha sido diseñado para eso fundamentalmente. Es una de las joyas si uno se quiere alojar en Courchevel, mezclando autenticidad y lujo. Incluso corres el riesgo de olvidarte de todo lo que hay fuera y dejarte seducir por el interior de este chalet.