Asia
Si nos preguntan cuál es la mejor forma de ver las cataratas del Niágara sin necesidad de dejarnos el suelo en el alquiler de un helicóptero privado, lo más seguro es que la respuesta demos sea desde las famosas barandillas sobre sus zonas más altas. Sin embargo, no es así. Para tener la oportunidad de divisarlas a vista de pájaro, pero sin por ello tomar vuelo, solo es necesario subirse a una noria y sentarse cómodamente mientras la gran rueda de metal gira sobre su eje central. Y es que nada se puede comparar a la Niagara SkyWheel, una noria situada en la frontera entre Estados Unidos y Canadá, concretamente en Clinton Hill. De hecho, se encuentra en suelo canadiense, por lo que habrá que sacar el pasaporte si queremos disfrutar del paseo de aproximadamente 12 minutos y venimos de Nueva York para conocer una de las maravillas naturales del planeta. Las norias se han convertido en toda una atracción que el turista no puede dejar pasar cuando visita una gran ciudad. Al igual que el ejemplo anterior, hace mucho que dejaron de ser barracas de feria para convertirse en todo un reclamo de niños, adultos... sobre todo porque gracias a la ingeniería sus góndolas ya no son ni solo para cuatro personas ni poco seguras. Es el caso de una de las más conocidas en Europa, el London Eye. Abierta al público desde el año 2000, esta noria de 135 metros de altura es una de las estructuras más alta de Londres y es capaz de transportar a 800 pasajeros en sus 32 cápsulas (un número que simboliza los 32 distritos de la ciudad). Desde su punto más alto se puede ver el Castillo de Windsor, situado a 25 kilómetros de distancia. Más pequeña en cuanto a capacidad de las góndolas, pero con sorpresa, pues a veces nos acompaña un simpático muñeco manga gigante, es la noria del puerto de Osaka, junto a uno de los acuarios más grandes del mundo. Desde ella es posible ver todo el puerto y buena parte de la ciudad japonesa. Aunque no es la única allí, puesto que hay una segunda, la Hep Five, más reducida, en pleno centro, como reclamo de uno de los muchos centros comerciales de la ciudad. Aunque para norias impresionantes en puertos, ninguna como la Singapore Flyer, que es la más alta del mundo con una altura total de 165 metros. Desde ella se puede disfrutar de una vista de 360º de la Ciudad-Estado y de su lujosa Marina Bay. Cuenta con 28 'cápsulas' con una capacidad para 28 personas cada una. El viaje se demora media hora y es posible ver, además de la isla, parte de Malasia. Por último, una mucho más modesta, pero también de récord. Y es que la Pacific Wheel, en Los Ýngeles, no destaca por su tamaño, sino por su ingeniería. Situada tan sólo a 25 minutos del centro de la ciudad, en el muelle de Santa Mónica, es la única noria que funciona solo con energía solar en el mundo. Sus más de 160.000 luces LED arropan a los que suben a ella para ver parte de la costa californiana.