Holanda más allá de sus tulipanes
Amsterdam es la capital de los Países Bajos. Es una ciudad construida entre canales –por ello es conocida como la Venecia del Norte- y una ciudad llena de contrates. Esta capital está poblada de museos, de arte, de vida en la calle y de bicicletas en vez de coches. Vamos a mostrar alguno de los lugares que merecen una imprescindible visita.
Un paseo por sus canales. Es imprescindible recorrer la ciudad de día y de noche y contemplar la vida de sus canales. Tiene una longitud de 75 kilómetros de canales y más de 1.000 puentes para cruzarlos. Grachtengordel es el anillo de los tres canales más importantes de la ciudad: Prinsengracht, Keizergrath y Herengracht; este último es el más llamativo y está rodeado de las mansiones más bonitas de la ciudad. También podremos contemplar las más de 2.000 casas flotantes: barcos habilitados como viviendas que se anclan a las orillas del canal.
Una buena propuesta es hacer un crucero por los canales. La vista de la ciudad desde los propios canales es imprescindible. Existen numerosas empresas de transportes que lo facilitan. Los barcos acristalados permiten conocer la ciudad y una audioguía nos irá indicando los lugares más significativos. También se puede cenar o tomar un cóctel mientras realizamos el paseo. Puede convertirse en un momento muy romántico.
Coger un ferry para acercarse a la parte nueva de la ciudad. Existe un ferry gratuito que nos permite comprobar la forma cotidiana de vida de sus habitantes. Van de la parte antigua a la más actual de la ciudad cruzando con sus bicicletas en un ferry que continuamente hace viajes en ambos sentidos. Es un contraste total contemplar los más modernos edificios y la vida en los parques y terrazas de este lado de la ciudad. Un paseo estupendo como un ciudadano más de Amsterdam.
El mercado de las flores. Uno de los lugares que no podemos perdernos en una visita a Amsterdam es el mercado de Bloemanmarkt, el famoso mercado de las flores flotante. Su historia se remonta a 1883 cuando cientos de barcos cargados de flores destinados a la venta llegaban a la ciudad. Un souvenir muy típico, es comprar un bulbo de tulipán que siempre nos recordará nuestra visita. Si el viaje es en primavera hay que hacer una excursión a Keukenhof, un lugar para pasear entre millones de tulipanes de todos los colores.
La Casa-Museo de Anna Frank y el barrio del Jordaan. De obligada visita para conocer la sobrecogedora forma de vida que la familia Frank tuvo que soportar, escondidos de los nazis durante la ocupación. En esta casa, Anna escribió su maravilloso diario –que su padre publicó después de la guerra- y podemos contemplar cómo eran las condiciones de vida que narra la adolescente. Es importante saber que se forman enormes colas para la visita, hay que ir con tiempo; la espera compensa la emoción de la visita; recomendable reservar vía web. Ya que estamos en el barrio del Jordaan, podemos darnos una vuelta por sus callejuelas y tomar algo en una de sus deliciosas terrazas.
El Museo Vang Gogh. Recoge la colección más extensa y con las mejores obras del genial pintor holandés. En el museo hay más de 200 pinturas y 400 dibujos que recorren todos los periodos de su vida. Es recomendable coger una audioguía para que nos expliquen todas sus obras; aquí en encuentran entre otros: “Los comedores de patatas”, “La recamara de Arlés” o una versión de “Los girasoles”.
Visitar Begijnhof. Un delicioso rincón imprescindible en Amsterdam. Un recinto con un patio ajardinado rodeado de viviendas, que es un pequeño paraíso de belleza y tranquilidad. Era un antiguo beaterio del siglo XIV, en el que vivían hermanas beatas –una especie de monjas pero con mayor libertad-. El jardín está maravillosamente cuidado y está rodeado de elegantes casas, actualmente habitadas por afortunados particulares.
Pasear por Amsterdam buscando los rincones y curiosidades de la ciudad. Es necesario fijarse en sus construcciones: comprobar que no hay visillos ni persianas en las ventanas de las casas (debido a su tradición calvinista se consideraba que no se debía pecar y que nada se podía esconder). Ver los ganchos que cuelgan de los tejados de muchas de las casas, ya que muchas de ellas tenían bajo la vivienda los almacenes de su negocio y por ahí introducían sus mercancías. Otro reto es encontrar la casa más estrecha del mundo; tiene sólo un metro de ancho –antes se pagaban impuestos por los metros de fachada, así que se ingeniaban para que la parte exterior fuera lo más pequeña posible-. Pasear por su Barrio Rojo: lugar en el que las prostitutas se exhiben en escaparates en la calle; todas ellas pagan sus impuestos y tienen la actividad regulada como una transacción comercial más.
Amsterdam; la maravillosa Venecia del norte es un lugar imprescindible para visitar. La educación y amabilidad de sus gentes es un plus en esta ciudad. Cultura, tradición, historia y paseos en bicicleta; una forma educada de vivir en la ciudad. Y si disponemos de tiempo recomendaría una vista más: Voledam y Zaanse Schans. A poca distancia y en autobús o tren podemos ver estas pintorescas localidades, las landas y sus característicos molinos.