Turismo bélico
El turismo bélico tiene cada días más adeptos por eso hoy te recomendamos 5 de destinos en los que cambió la historia del mundo por las batallas que allí se vivieron o las decisiones sobre ellas que se tomaron.
Cuando viajamos no hacemos sino seguir las huellas de nuestra historia, los vestigios que otros, antes que nosotros, han ido dejando de ella; nos maravillamos ante la Torre Eiffel y ante el Coliseo Romano, nos enamoramos de las grandes catedrales, de los grandes castillos o palacios y de las pirámides de Egipto o de las de México, nos deleitamos en museos como el MOMA Prado o el Louvre… y así podríamos seguir hasta dar la vuelta al mundo descubriendo los monumentos levantados por el hombre hace décadas, siglos e incluso milenios y que todavía se mantienen en pie.
Pero hay más, desde hace unos años viene ganando adeptos el turismo oscuro o turismo negro que supone, en su concepción más simple, visitar los vestigios de nuestra historia más oscura; hoy os proponemos cinco destinos que si bien no son propiamente de turismo oscuro sí son de los que tratan de satisfacer nuestra curiosidad más… ¿morbosa? hablamos del turismo bélico, de los rincones del mundo que fueron testigos mudos de los momentos claves en grandes guerras, lugares en los que se dirimió el destino del mundo hace menos de un siglo, en conflictos bélicos que tuvieron lugar en el S.XX.
Uno de esos lugares es Normandía, testigo del gran desembarco que supondría al fin y a la postre la caída del nazismo. El día 6 de junio 160.000 hombres desembarcaron en 5 playas de Normandía y el 25 de agosto liberaban París marcando en ese momento en el calendario el principio del fin del nazismo, la derrota alemana en la II Guerra Mundial; este año, además, se cumple un aniversario redondo, el número 75 y los fastos de la celebración se espera que no sean menos notables que los que se organizaron en el 70 aniversario cuando dignatarios de medio mundo se dieron cita en Normandía.
Pearl Harbor no es menos mítico que Normandía en lo que a turismo bélico se refiere, el ataque de los japoneses a esta base americana en Hawai supuso la entrada de Estados Unidos en la II Guerra Mundial y su declaración de guerra a Japón, única reacción posible ante un ataque en el que murieron más de 2.400 soldados y hubo más de 1.000 heridos, un ataque además ejecutado a traición, sin declaración de guerra previa, razón por la que Roosvelt bautizó ese día, el 7 de diciembre de 1941, como el día de la infamia.
Otro de los lugares en los que se fraguó la victoria de los aliados en el segundo gran conflicto bélico europeo del S.XX fue el Cabinet War Rooms, en Londres, las habitaciones de la guerra de Churchill que está en un búnker bajo el edificio del Tesoro de la capital británica; entre 1939, poco antes de iniciarse la guerra en Europa y en previsión de lo que iba a ocurrir, y 1945, año de la rendición de Japón, ahí se decidieron los designios del mundo.
La calle Prozna es otro de los testigos mudos de la II Guerra Mundial y mantiene vivo el recuerdo del gueto judío creado por los nazis aquí, en Varsovia; por aquí pasaron muchos de los judíos que acabaron en los campos de concentración nazis y aquí fue también donde se produjo una de las primeras revueltas contra el nazismo, es el que se conoce como el Levantamiento del Gueto de Varsovia’ que se produjo entre abril y mayo de 1943, no tuvo un final feliz, fue aplastado por las tropas alemanas.
El quinto lugar en discordia son los túneles Cu Chi, en Vietnam, culpables secretos del triunfo de Charlie frente a los desesperados soldados del ejército americano; las guerrillas del Viet Cong comenzaron a excavar estos túneles en 1945 y llegaron a alcanzar los 200 kilómetros de modo que Charlie podía moverse por todo el país sin ser visto, usando además esos túneles como lugares de almacenamiento.
Visitar lugares como éstos no te dejará indiferente no sólo por lo que pueda impresionarte visitarlos sino por su capacidad para recordarnos de dónde venimos, lo que fuimos capaces de hacer, lo que hemos superado y lo que no queremos que vuelva a ocurrir jamás porque lo cierto es que lo único bélico que nos gustaría que existiera en el mundo es este nuevo tipo de turismo, nada más.