Islas Faroe, el rival de la selección española de fútbol
El 7 de junio la Selección Española de futbol juega contra Islas Faroe y nosotros vamos a conocer este archipiélago danés.
Las Islas Faroe son un archipiélago del Atlantico Norte que pertenece a Dinamarca, aunque no forman parte de la Unión Europea. Sus lenguas oficiales son el feroés y el danés y su moneda es la corona feroesa, ¡no olvides cambiar la moneda si vienes a pasar unos días! Este archipiélago se encuentra a medio camino entre Noruega e Islandia. Hasta 1814 formaban parte de la Corona Noruega pero por el tratado de Kiel se le concedió a Dinamarca el control de las Islas. En 1948 se declararon país autónomo del Reino de Dinamarca pero siguen conservando ciertas peculiaridades: moneda, idioma e incluso religión; su iglesia es la Iglesia de las Islas Faroe.
Están formados por 18 islas principales –de las cuales 17 están habitadas- y 779 islas más pequeñas e islotes. Su población ronda los 50.000 habitantes que tradicionalmente vivían de la pesca pero actualmente también del petróleo y del turismo. La capital se encuentra en Tórshavn. Dado la cantidad de inversiones en infraestructuras que se han realizado –puentes, carreteras y túneles submarinos- toda la isla está interconectada y puede considerarse como una ciudad dispersa.
Vamos a hacer un viaje de sólo 24 horas por alguno de los lugares más reconocibles de la Isla.
Gásadalur. Comenzaremos el viaje, tras dejar el aeropuerto, en coche hacia Gásadalur, el lugar con las atracciones más conocidas de la Isla. Podemos pasear para por el camino a hacer unas fotos en el pueblo de Bøur y luego continuar por la carretera hasta llegar al túnel que nos llevará a Gásadalur –antes del túnel estaba prácticamente aislado-. Eran famosos los carteros que tenían que caminar por encima de la montaña tres veces a la semana; hoy el recorrido en coche desde el aeropuerto es de menos de 20 minutos. “La senda del cartero” es una ruta de gran atractivo turístico en las Faroe. Este pueblo tiene coloridas casas y un arroyo que fluye por los escarpados acantilados y desemboca en el océano. Volveremos a coger el coche y nos dirigiremos a la capital (25 minutos de viaje).
Tórshavn tiene una población de 20.000 habitantes, es una de las capitales más pequeñas del mundo. En esta localidad encontraremos un pequeño pueblo de pescadores -venden directamente sus pescados según los sacan del mar- y por contraste, aquí también atracan grandes cruceros. Si seguimos por el paseo marítimo llegaremos a Öström, una antigua fábrica que vende productos diseñados o producidos en las Islas Faroe. En la primera planta hay regularmente exposiciones y eventos. Seguiremos caminando por el puerto y llegaremos a Tinganes.
Tinganes. Un lugar de desordenadas casas de madera roja y uno de los lugares de reunión parlamentaria más antiguos del mundo. Las pintorescas casas rojas se han construido sobre las piedras que utilizaban los antiguos vikingos como punto de reunión política. La vivienda del Primer Ministro feroés sigue estando en estas casas.
Tras este camino, se nos habrá abierto el apetito y podremos disfrutar de las delicias gastronómicas de la isla. La comida tradicional de las Islas Faroe se basa fundamentalmente en carne, marisco y patatas. El cordero se toma también curado, secado y en guiso; es típico el tvøst og spik -cordero guisado en grasa de ballena-.Por supuesto, el pescado fresco está en la base de toda su dieta. Y además, en las Faroe tenemos uno de los mejores restaurantes de la cocina nórdica: el KOKS –galardonado con una estrella Michelin en 2017-. Aquí degustaremos una comida con base nórdica pero con ingredientes casi exclusivamente de las Islas Faroe. Podremos degustar: cordero fermentado, erizo de mar, algas y el pescado más fresco aderezado con verduras y hierbas aromáticas.
Como curiosidad, indicar que en hay dos fábricas de cerveza autóctona de las Islas: Föroya Bjór -productora desde 1888- y Okkara Bryggiarí, fundada en 2010.
Las Islas Faroe son una auténtica sorpresa y un lugar espectacular que se puede ver en un día o enamorarnos de su paisaje y disfrutarlo por más tiempo. El fútbol también nos descubre nuevos lugares.