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Edimburgo, ciudad de leyendas

La capital escocesa es acogedora e inspiradora
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Edimburgo es una ciudad bohemia y también una ciudad de soñadores, puesto que en ella existen multitud de leyendas que se prestan a ser escuchadas e incluso creídas. Numerosos fantasmas vagan por su casco histórico, con penas y tragedias a sus espaldas, y entre callejuelas de piedra desaparecen para siempre. Durante la época victoriana, Edimburgo era conocida como Auld Reekie, que significa vieja chimenea, ya que la ciudad contaba con un gran número de chimeneas, y el carbón y la madera que se utilizaban como combustible producían un denso humo negro. Aquí vivió Greyfriars Bobby, un perro que permaneció junto a la tumba de su amo durante 14 años, y al que se le construyó una estatua y una fuente para homenajear su fidelidad. La ciudad ha inspirado a escritores como Walter Scott, conocido por sus novelas históricas del siglo XVIII, además de la famosa J.K. Rowling, autora de la saga de Harry Potter, que escribía en una pequeña cafetería. Edimburgo tiene detalles tan acogedores y sorprendentes como, por ejemplo, bancos de la calle con inscripciones en placas que las familias dedican a familiares y amigos para así recordarlos y que una parte de ellos quede siempre en ese lugar. El aire lleva sonidos de gaitas, la niebla solo es un elemento más para crear un ambiente de misterio y la hospitalidad de sus habitantes hace de Edimburgo una ciudad en la que cualquiera puede sentirse como en su propia casa. Lo antiguo y lo nuevo conviven en perfecta armonía y crean un patrimonio único de una sorprendente belleza. Porque la capital escocesa adora las celebraciones y en agosto vibra con uno de los festivales más conocidos de toda Europa: el Festival de Edimburgo, que aúna todas las artes, en especial la música y el teatro, y convierte las calles de la ciudad en escenarios al aire libre.

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