Oceanía
El sur de Australia es una región cuyo clima, cercano al Mediterráneo, permite que se puedan cultivar vides, de ahí que el valle de Barossa, a 60 kilómetros al noreste de Adelaida, se haya convertido en una de las regiones más punteras del vino australiano. En nuestro país no es el origen más conocido, gracias a las altísimas calidades de las bodegas patrias, pero esta pequeña zona de apenas 14 kilómetros cuadrados exporta miles de botellas a los cinco continentes. Con la intención de unir turismo enológico, descanso y acercarse gastronómica y culturalmente al valle, se ha levantado el hotel de lujo The Louise, donde la cocina es protagonista. Su restaurante Appellation es uno de los más afamados de Australia y su cocina presume de cocinar exclusivamente con productos frescos, la gran mayoría de proximidad (el 85% de los ingredientes son propios del valle). Por supuesto, mención aparte merece la bodega, que reúne etiquetas consolidadas del mercado local, así como las de pequeños empresarios que han creado firmas nicho muy cuidadas. En total son 500 referencias, que incluyen también vinos extranjeros, para aquellos que prefieran incluso hacer una cata comparándolos y ver, de verdad, cuánta diferencia hay realmente entre unos y otros en calidad, aromas… En cuanto al descanso, es imposible no sentirse del todo relajado en las amplias suites y habitaciones de hasta 185 metros cuadrados con las que cuenta el hotel, de entre uno y dos dormitorios. Cuentan con una terraza privada encarada a la puesta de sol, chimeneas para el invierno, salones donde poder incluso organizar una pequeña cena, camas king size… La lista de detalles es larga, incluyendo hasta gadgets BOSE para gozar de nuestra música favorita tan sólo enchufando el iPod a ellos. Uno de los puntales de The Louise es la posibilidad de aprovechar las estancias largas para realizar pequeños cursos de hedonismo. Por ejemplo, un curso de cata de la mano de Charles Melton, creador del único vino dulce de Australia, el Sotto di Ferro, y que desde 1984 ha creado muy buenos caldos de Cabernet Sauvignon y Shiraz. O, por qué no, un curso de cocina italiana por la Enoteca Casa Carboni, con recetas como el Tortelli di Erbette e Ricotta. Eso sí, la estrella de los servicios del hotel es el desayuno rodeado de canguros. Amantes de lo diferente, bienvenidos.