MADEIRA
Vamos a proponerte diez imprescindibles que tienes que hacer en Funchal, la capital de Madeira. ¡No se te ocurra saltarte ninguna de estas propuestas!
1. Pasea por la ciudad. Cálzate unas sandalias y disfruta de sus calles empedradas, de sus tiendas de artesanía, de sus chiringuitos con comida tradicional. Pasea por la zona vieja y también por el puerto deportivo. Disfruta de todo y prueba de todo.
2. Visita la Catedral, quedarás impresionado. Un edificio cuyo exterior oculta la grandiosidad de su decoración interior. Un techo artesonado de madera y pan de oro que es impresionante y unas capillas, profusamente decoradas, con altares de hermosas tallas e incluso verjas de plata.
3. Coge el teleférico en el puerto y sube a Monte. Un viaje de unos minutos en el que disfrutarás Funchal desde las alturas y verás el mar y las casitas blancas que se extienden como dados por la ladera de las montañas rodeadas del intenso verde de su vegetación. Y no te cansarás ni un poquito.
4. Una vez en Monte, tienes que visitar el Jardín del Palacio de Monte. Es considerado uno de los más hermosos del mundo y no es para menos. Está dividido en varias partes diferenciadas: centenarios olivares, árboles tropicales, laureles y todas las flores que te puedas imaginar. Hay dos museos en su interior: uno de arte africano y otro de minerales, con enormes piezas de piedras semipreciosas.
La parte más hermosa y fotografiada es el jardín japonés; un espacio delicioso que recrea los jardines de Oriente. Podrás encontrar los característicos “torri” -entradas a los templos sagrados-, leones de mármol y esculturas budistas. En el centro, un gran lago en el que nadan majestuosos cisnes negros y peces koi y una exuberante cascada. Las mejores fotos de Funchal las puedes hacer aquí.
5. Deslizarte por las vertiginosas calles de Funchal en uno de los carros-cestos que conducen los “carreiros”. ¿Te preguntarás qué es esto? Pues es la atracción más emocionante y tradicional de Funchal. Te subes a un carro-cesto -con forma de sillón de paja- y serás conducido carretera abajo, girando y derrapando en las curvas, gracias a la pericia de dos carreiros que utilizan únicamente su experiencia y fuerza para guiarte, y las suelas de goma sus zapatos como freno. Una experiencia divertida y emocionante que no puedes dejar escapar. Hace más de un siglo que estos habilidosos hombres se dedicaban a bajar a las élites, que vivían en Monte, hasta la parte baja de Funchal. No te acobardes, no te arrepentirás de la experiencia.
6. Probar los deliciosos vinos de Madeira. Un vino que tiene más de cinco siglos de antigüedad y que fue descubierto por casualidad, cuando los barcos volvían con excedentes de sus viajes a Oriente o las Américas. Estos paseos en barco y los rigores del calor hicieron que los vinos de la isla de Madeira envejecieran de una manera muy especial, y fueran los caldos más deseados de las élites y las cortes europeas. En la actualidad se envejecen un mínimo de tres años en estancias calentadas entre 45 y 53 grados de temperatura por enormes estufas, pero los hay de más de cuarenta años de edad. Son vinos deliciosos que se clasifican por su dulzor entre secos, semi-secos y dulces, y son ideales para acompañar todo tipo de delicias gastronómicas. No puedes abandonar la isla sin probarlos todos y sin hacer acopio de ellos para cuando llegues a casa.
7. Comer el bolo de caco. Es un pan característico de la isla que hereda de los panes ácimos africanos. Es una torta plana que se sirve acompañada de mantequilla y mucho ajo. Además, en muchos puestos callejeros o restaurantes, se elabora un sándwich tradicional muy bien relleno: lechuga, tomate, bacón y un filete de la más sabrosa carne de ternera entre dos panes. Un bocado delicioso y muy económico.
8. Visita el mercado de Lavradores y haz la compra donde la haría un funchalés. Además de ser un hermoso edificio en forma de u con un florido patio interior, puedes encontrar los productos más tradicionales de Funchal. Los pescados más frescos, todas las frutas tropicales que te imagines (y las que no) que se cultivan en la isla, vino y quesos de Madeira y enormes flores de todos los colores que parecen salidas de un jardín del Edén.
9. Tómate las deliciosas tapas de pescado y carne de la isla: enormes lapas guisadas, pez espada a la plancha, pulpo en vinagreta, bacalao en mil formas, contundente sopa de pez y ternera o mantecoso lechón.
10. Poncha, poncha, poncha. Tienes que probar la bebida más tradicional. Una delicia hecha con zumo natural de naranja y limón recién exprimido, abundante azúcar de caña, que le da el toque dulce, y aguardiente de entre 50 y 60 grados conforman esta bebida. Ojo, es deliciosamente engañosa. Su sabor dulce y refrescante te harán olvidar su alta graduación. Tienes que probar la poncha, pero no intentes imitar a los madeirenses porque no podrás seguirles el ritmo.