TARTAS
Lo que nos gusta el dulce… nos gusta tanto que hay tartas que forman parte de los imperdibles de la ciudad en la que nacieron.
No puedes visitar Viena y no degustar un pedazo de tarta Sacher, tampoco Nueva York y privarte de su famosa cheese cake (tarta de queso) ni París y renunciar a su tarta de limón… aunque cabe comenzar por afirmar dos cosas: la primera es que París es la ciudad dulce por excelencia, la tarta de limón es un must, sí, pero no el único, también están los macarons, los crepés, el éclair y por supuesto los croissants; y la segunda es que si bien Viena, París y Nueva York son tres ejemplos de ciudades ligadas a un dulce (y viceversa), no son las únicas ciudades que pueden presumir de tarta: en Santiago de Compostela tienen la tarta de Santiago, en Varsovia la tarta de milhojas, en Londres la Victoria Sponge y en Zurich la tarta de nueces, por poner algunos ejemplos más.
Pero hoy vamos a centrarnos en las tartas de Viena, París y Nueva York.
La tarta Sacher nació allá por el año 1832 y de casualidad: la receta fue una feliz ocurrencia de Franz Sacher cuando no era más que un aprendiz de repostería y se ha convertido en la tarta más representativa de la ciudad de Viena y de toda Austria. Se trata de una tarta de chocolate con una capa de mermelada en su interior que suele servirse acompañada de crema de leche. ¿Cuál es le mejor lugar de Viena para degustar esta tarta? Te sugerimos dos: el Hotel Sacher, propiedad de los herederos del creador de esta tarta, y la pastelería Demel, confitería en la que Franz Sacher trabajó como aprendiz.
La tarta de limón es un dulce de fama mundial, gusta mucho en el sur de Estados Unidos, especialmente en California, y también en Reino Unido (Lemmon pie), de hecho se cree que su origen está en la Inglaterra del S.XVIII y que de allí dio el salto a Estados Unidos; ahora bien, donde triunfa desde el S.XIX es en París (y en toda Francia, cabría decir, especialmente en la Francia mediterránea donde se cultivan los limones con los que se prepara); cuenta la historia que esta tarta debe su popularidad a la aristocracia francesa que la servía como símbolo de riqueza y, además, los franceses la cuentan como una creación propia, dicen que no fue una creación británica sino que saltó de París a Inglaterra a través del Canal de la Mancha.
Nueva York no solo es famosa por sus perritos calientes, también por su tarta de queso aunque, ciertamente, el origen de esta tarta no es americano, ya en la Antigua Grecia y en el Imperio Romano preparaban pasteles de queso; ¿cómo se popularizó en Nueva York? La culpa, dicen, fue de un alemán recién llegado a Estados Unidos, Arnold Reuben, que probó una tarta de queso tan deliciosa que no paró hasta crear una similar sino mejor, desde principios del siglo pasado es el dulce estrella de la ciudad de Nueva York.