MÉXICO
Pocas veces el concepto 'remanso de paz' cobra tanto sentido como en el Hotel Resort Four Seasons Punta Mita. Situado en una pequeña península que remata la bahía de Banderas, en el estado mexicano de Nayarit, el establecimiento ocupa un amplio complejo de 1.500 hectáreas de acceso restringido.
Aquí los huéspedes pueden disfrutar allí de hasta tres playas de arena blanca, así como dos campos de golf diseñados por Jack Nicklaus. Uno de ellos cuenta con un hoyo muy especial, situado en un pequeño promontorio cerca de la orilla, a la que se accede en coche anfibio si la marea lo permite porque está en una isla separada del resto de la península. Ya solo por poder decir que han podido jugar en él, muchos no dudan en hacer los kilómetros necesarios hasta este rincón del Pacífico mexicano. Y merece la pena.
El complejo se ha construido en la pendiente de una ladera. Esto hace posible que haya vistas al océano Pacífico desde prácticamente las 173 habitaciones, suites y villas de las que se compone (a partir de 680 €/noche). Éstas últimas, a su vez, se dividen en diferentes tipos, dependiendo de si se encuentran a pie de playa, si cuentan con jardín y piscinas privadas y el espacio interior.
Destacan especialmente las cabañas con piscina, dos dormitorios, salón, habitación de juegos y baño completo con jacuzzi y amenities de Acqua di Parma. Su suite presidencial, The Coral Suite, fue elegida por la revista 'Forbes' una de las 10 más lujosas del mundo (su precio ronda los 12.700 €/noche). Claro que las que más se demandan son las que permiten levantarse de la cama de un salto y, casi sin darnos cuenta, tener ya los pies metidos en el Pacífico.
Y es que pocas sensaciones hay más placenteras que un baño a primera hora en el mar, con las maravillosas vistas que permite el complejo, y rodeados de naturaleza salvaje, ya que la estructura del hotel está creada para que no tengamos en ningún momento la sensación de estar dentro de un gran resort, salvo en las zonas comunes.
En el complejo quieren poner el acento en el servicio al huésped. Así, por ejemplo, en las tres piscinas hay siempre un grupo de empleados que, además de preparar las tumbonas con toallas, ofrece extras como refrescos, helados Häagen-Dazs y hasta seis tipos de cremas de protección solar sin coste adicional. Lo que sí tiene que ser abonado por el huésped es el menú de sushi y tapas españolas que ofrece la piscina reservada a los adultos o los cócteles y bebidas alcohólicas.
Las otras dos piscinas son familiares. Una de ellas se encuentra frente al océano, mientras que la segunda, llamada Río Lento, tiene forma de corona circular y está diseñada para que haya una corriente de agua continua que permite tener la sensación de estar navegando y no flotando (para darle más realismo, ponen a disposición del huésped varios tipos de colchonetas y flotadores de gran tamaño). Se encuentra junto a una guardería en la que los pequeños pueden pasar prácticamente todo el día, ya que tienen incluso servicio propio de comedor.
Además de la posibilidad de disfrutar de una cena en una mesa especial que se monta sobre un promontorio junto a la playa, la restauración del hotel ofrece varios restaurantes. Por un lado, el Ketsi, con una carta basada en comida mexicana. Por otro, el Aramara, que fusiona comida asiática con sabores aztecas.
Escaparse a este gran hotel de Nayarit es un acierto en cualquier época del año. Allí, además de relax, nos espera una gran actividad de pesca deportiva, avistamiento de ballenas, gastronomía típica, rutas por un México muy poco conocido y, sobre todo, muchas sonrisas.
Más información:
Four Seasons Punta Mita