SAN VALENTÍN
Un fantástico plan para el día de San Valentín o para cualquier fin de semana romántico o en familia puede ser acercarse al mágico pueblo de Monsaraz, en el interior del Alentejo portugués.
Mientras viajamos por carreteras nacionales que nos permiten disfrutar de la belleza del paisaje de verdes lomas, simétricos viñedos y antiguos olivares es obligatorio acercarse a conocer un monumento megalítico impresionante: el Crómlech do Xerez. Se trata de un conjunto megalítico que se cree data del siglo IV o V a.C. Originariamente no estaba colocado en esta llanura; fue llevado allí para preservarlo de la inundación que provocaría la construcción de la Presa de Alqueva.
El Crómlech do Xerez tiene una característica que lo diferencia de otros conjuntos megalíticos, sus enormes piedras están colocadas formando un cuadrado y no un círculo, como suele ser habitual. Está formado por 55 menhires de granito con distintas formas y tamaños que oscilan entre los 0,35 y los 2,10 metros de altura. Se ordenan alrededor de un dolmen central de 5 metros de altura y 7 toneladas de peso. Este crómlech forma un fascinante conjunto que irradia magia y nos traslada a tiempos pasados en los que los hombres comulgaban con la naturaleza y los astros y adoraban a dioses desconocidos.
El pueblo de Monsaraz se encuentra a escasos cuatro kilómetros y hay que estar preparados para la belleza que guarda entres sus murallas. Tenemos que aparcar el coche en los alrededores de la muralla y recorrer sus calles adoquinadas a pie, deteniéndonos en cada rincón… ¡y hay tantos que admirar! No en vano, en 2017 ganó el premio de “Aldeas Monumentales” de 7 Maravillas de Portugal.
Se entra en el pueblo atravesando una de las cuatro puertas de la muralla. La Porta da Vila, la principal, está protegida por dos torres cilíndricas y la Porta de Évora –de arco gótico y protegida por una torre cúbica- ofrece a su espalda una impresionante vista sobre los verdes campos del Alentejo. Monsaraz mantiene intacto su pasado musulmán y las huellas de las sucesivas conquistas cristianas. Fue reconquistada por los Caballeros Templarios y ellos han dejado huella a lo largo y ancho de todo el pueblo.
Hay que detenerse en el Castillo de Monsaraz; construido por el rey Dinis en el siglo XIV y hoy declarado Monumento Nacional de Portugal. Ver la impactante plaza de Nuno Álvares Pereira y la Iglesia de Nossa Senhora da Lagoa. Frente a la iglesia tenemos una picota del siglo XVIII –sustituyó a la original que se destruyó tras el terremoto de Lisboa de 1755-; en la que se ajusticiaba a los reos.
Es imprescindible ver la Capela de São José, la Casa de la Inquisición y la vieja Cisterna –que probablemente fuera una antigua mezquita-. Y por supuesto, observar desde las alturas las magníficas vistas del Alentejo y del Lago de Alqueva –la presa más monumental de Portugal-.
Monsaraz está lleno de encantadoras tiendas de artesanía portuguesa en la que se venden alfombras de auténtica lana hechos en telares centenarios, la más exquisita cerámica de la región y los quesos y vinos que son reconocidos en el mundo entero.
También tiene excepcionales restaurantes donde degustar los platos tradicionales del Alentejo: migas, cordero o la carne de porco a la alentejana, regados con un buen vino de la zona y acompañado de su tradicional pan.
El cielo del Alentejo es uno de los más impactantes, hay poca contaminación lumínica y saben cómo aprovecharlo. En invierno, a partir de las seis y media de la noche es ideal para hacer una visita a uno de los observatorios más esplendidos de la zona: el Dark Sky Alqueva. Una visita guiada en la que nos explicaran las estrellas, planetas y constelaciones de una forma muy amena, mientras las observamos a través de sus magníficos telescopios. Un espectáculo mágico en los que verás el cielo de otra forma y te sobrecogerán la cantidad de estrellas fugaces que puedes llegar a ver a simple vista. Un cielo completamente oscuro en el que destacaran las luces titilantes de las estrellas.
Y la última propuesta es una cena y una noche romántica en el corazón de Alqueva y muy cerca de Monsaraz: El hotel-Spa Heredade dos Delgados. Este hotel se erige en una finca con más de 10 hectáreas, situado al lado mismo del lago Alqueva. Su piscina de agua salada se confunde con el lago y las habitaciones tienen magníficas vistas a la naturaleza y a las aguas de la Alqueva. Los amaneceres desde la terraza de las habitaciones son impresionantes y las noches estrelladas nos impactaran antes de acostarnos.
Una romántica cena en su restaurante, un buen vino alentejano y un paseo a la luz de las estrellas no pueden ser mejor broche para este fin de semana de San Valentín.