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COSTA AMALFITANA

Furore, un fiordo escondido en la Campania

Presidido por un puente con un gran arco a 30 metros del suelo, el pequeño fiordo de Furore esconde una de las playas más curiosas de la provincia de Salerno, en Italia.
Imagen no disponible | Montaje
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Normalmente, cuando oímos hablar de fiordos, nuestra mente, automáticamente, se traslada a Noruega. Es inevitable. El país escandinavo posee alguno de los más bellos del mundo, pero eso no quiere decir que sean exclusividad de esta zona del planeta. Desde lugares mucho más remotos como Nueva Zelanda a otros más cercanos, el fenómeno geográfico de esta entrada estrecha del mar se da por todos lados y eso incluye también el Mediterráneo.

Uno de los fiordos del ‘Mare Nostrum’ está situado a los pies de un pequeño pueblo de la costa amalfitana, en la región de Campania. Se trata de una localidad de pocos habitantes del suroeste italiano que responde a un nombre muy llamativo: Furore, que es, además, como se llama su particular fiordo, el cual ha permanecido casi en secreto durante décadas y es que desde la costa es difícil ver tanto el pueblo como la pequeñísima playa que forma el mismo.

Realmente, el fiordo es una estrecha ría en un angosto desfiladero que la corriente ha creado adentrándose a lo largo de las altas montañas típicas de la costa de Amalfi. Acaba en una pequeña playa que suele estar casi siempre ocupada por una docena de pequeñas barcas de pescadores de madera, perteneciente a los vecinos de la localidad. Las primeras casas se ven ya allí, junto a la arena, mientras que el resto se encuentra a 300 metros más arriba, accesibles por escaleras empinadas que le dan aún más atractivo si cabe a la zona. El barrio superior recibe el nombre de Vallone del Furore y las vistas son espectaculares.

Una de las razones por las que es difícil olvidar el fiordo es por el gran puente que lo preside, el mismo que une las dos montañas que ha creado el desfiladero y por el que transcurre una carretera nacional italiana. Con un gran arco de medio punto, se encuentra a 30 metros de altura sobre la entrada de la ría y es, sin duda, el mejor punto desde el que fotografiar el pequeño pueblo de Furore. A mediodía, cuando el sol pasa a través de la estrecha garganta, es el momento en el que más se disparan las cámaras.

En la playa todo está pensado para el turismo, aunque las dimensiones no permitan mucho más de medio centenar de personas al mismo tiempo. Un antiguo horno de cal se ha convertido ahora en un bar (lo más parecido a un chiringuito en la zona), con una tienda de regalos; y una de las casas alberga un museo con la historia local y del fiordo.

El pueblo de Furore llama la atención, además de por su pequeño tamaño y la disposición de las casas en terrazas, como saludando a los viajeros que lleguen navegando a través del fiordo en la roca; por el colorido de las mismas. Aquí no se trata de edificios encalados en blanco como en Grecia o en Andalucía, sino de vivos colores. La razón es llamar la atención del viajero, dejar de ser ‘el pueblo inexistente’ como se le conoció durante un tiempo por parecer que estaba oculto.

Si la costa de Amalfi está llena de rincones únicos y pueblos pintorescos, este de Furore merece, sin duda, aparecer entre los primeros de la lista. Está a medio camino de Amalfi y Positano siguiendo la carretera SS163, la que cruza el puente, pero también se puede llegar con la sinuosa vía interior de Salerno, por las montañas. Además, es posible pernoctar en algunos de los hoteles y pensiones que hay tanto en el pueblo como en los alrededores, en fincas particulares. Toda una experiencia a poco más de dos horas del aeropuerto de Nápoles.

Más información:
Turismo de Italia
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