INGLATERRA
Viajamos hasta Inglaterra para conocer la sorprendente historia que esconde el Castillo de Peckforton.
Es el momento más que perfecto para poner rumbo a Inglaterra, concretamente hasta el condado de Cheshire. Allí encontramos un gran número de construcciones, monumentos y rincones verdaderamente sorprendentes. Un claro ejemplo lo encontramos, precisamente, en el conocido como Castillo de Peckforton.
Se trata de una espectacular casa de campo que fue construida como si de un castillo medieval se tratase. Además, se encuentra ubicado en un lugar verdaderamente idílico como es un impresionante bosque en la zona norte de las colinas que llevan su nombre, las de Peckforton.
Para comenzar, debemos tener en cuenta que esta construcción se erigió entre los años 1844 y 1850, por orden de John Tollemache, mientras que el arquitecto fue Anthony Salvin. Estas imponentes obras tuvieron un coste total de, aproximadamente, 60.000 libras.
Como curiosidad, debemos tener en cuenta que Anthony Salvin no fue la primera opción en cuanto a la elección de arquitecto para este Castillo. De hecho, John Tollemache contó con George Latham pero, finalmente, optó por no llegar a contratarlo. Eso sí, tuvo que compensarle con unas 2.000 libras. Fue entonces cuando decidió contar con Anthony Salvin, al tener mucha más experiencia y ser mucho más reconocido.
Bien es cierto que este Castillo de Peckforton se construyó como casa familiar, por lo que contaba con todas y cada una de esas comodidades que tanto caracterizaban a una familia victoriana. Es más, el diseño que presentaba era el característico una construcción de la etapa del reinado de Eduardo I.
Este Castillo destacaba por su impresionante puerta de entrada, con un increíble foso y unas ventanas externas que llamaban la atención por no ser más anchas que una flecha. El diseño nos recuerda, sin duda alguna, al de un castillo normando. Además, está ubicado en un lugar estratégico, frente a las ruinas del Castillo de Beeston.
Una de las numerosas características de esta impresionante construcción es que la piedra utilizada para erigirla se obtuvo de una cantera ubicada a unos 2 kilómetros. Pudieron llevarla hasta el lugar donde se estaban desarrollando las obras gracias, precisamente, a la construcción de un ferrocarril.
En el interior de esta construcción, podemos encontrar un enorme salón, con una chimenea de roca. Así pues, destaca por sus numerosos habitáculos en los que no falta ni un solo detalle. Desde grandes paneles de roble o madera, hasta una imponente biblioteca, pasando por el gran salón donde está ubicada la escalera principal. No podemos dejar de mencionar, entre sus numerosos rincones, una habitación que fue diseñada para jugar con raquetas, situada en el quinto piso de la torre circular y a la que se accede por una escalera de caracol.
Otro elemento que llama poderosamente la atención, como no podía ser de otra manera, son sus jardines. Es un hecho que no es un jardín convencional, ya que al final del camino encontramos un jardín con verduras, una huerta y diversos invernaderos. Es más, este Castillo llegó a tener nada más y nada menos que 17 jardineros contratados para su cuidado. ¡Espectacular!