FRANCIA
Viajamos hasta París para conocer la impactante historia que esconde la Iglesia de Saint-Sulpice, una de las más espectaculares del país.
Es el momento más que perfecto para poner rumbo a una de las ciudades europeas más sorprendente y con más encanto. Estamos hablando, cómo no, de París. Allí encontramos un gran número de construcciones, monumentos y rincones de ensueño que no dejan absolutamente indiferente a nadie.
Un claro ejemplo lo encontramos en la Iglesia de Saint-Sulpice o Iglesia de San Sulpicio. Tal y como indica su nombre, esta construcción religiosa está dedicada a Sulpicio Pío, arzobispo de Bourges en el siglo VII y está ubicada en la Plaza que lleva su nombre. Allí encontramos, entre otros tantos elementos, la icónica Fuente de los Cuatro Obispos, que data del año 1844 y es obra de Joachim Visconti.
Estamos ante una imponente construcción que cuenta con unas dimensiones de 120 metros de largo, 57 metros de ancho y hasta 30 metros de altura. Después de la Catedral de Notre Dame, es la iglesia más larga de París y una de las más grandes. ¡Y no es para menos!
Por este mismo motivo, desde el devastador incendio del 15 de abril de 2019 que asoló Notre Dame, la gran mayoría de funciones solemnes presididas por el arzobispo de la capital de Francia se realizan en esta iglesia. Algo que se mantendrá hasta que las obras de restauración de la Catedral lleguen a su fin.
Pero si hablamos de la historia de este templo, debemos viajar hasta el año 1646. Por aquel entonces, el conocido sacerdote Jean-Jacques Olier ordenó la construcción de una nueva edificación sobre los cimientos de una antigua iglesia románica del siglo XIII. Un templo que, hasta 1631, fue ampliado en diversas ocasiones.
Aunque las obras se alargaron prácticamente un siglo, el resultado no dejó absolutamente indiferente a nadie. Es cierto que estamos ante un edificio de lo más sencillo, de dos plantas, pero que cuenta con una fachada occidental de lo más elegante, con torres en los extremos. Llaman la atención sus altos ventanales que llenan de luz su interior. Por lo tanto, se podría decir que esta iglesia cuenta con una fachada neoclásica pero un interior de estilo barroco.
Pero si hay algo por lo que destaca esta construcción religiosa es que, en ella, encontramos un gran número de obras artísticas verdaderamente sorprendentes. No solamente podemos ver diversas esculturas de Louis-Simon Boizot o René-Michel Slodtz, sino también dos Delacroix. ¡Sorprendente!
No podemos dejar de mencionar uno de los grandes secretos de esta Iglesia de Saint Sulpice, que no es otro que su meridiana solar, encargada al astrónomo inglés Henry Sully. ¿En qué consiste? En que la hora del día queda proyectada en una sombra en el suelo, donde también se reflejan los equinoccios. Una forma de lo más peculiar de saber, por ejemplo, cuándo iba a caer la Pascua.