BRASIL
¿Quieres disfrutar en diciembre de un gran viaje de verano? Vuela a Brasil, a la isla fluvial-marítima mas grande del mundo.
Si lo de las navidades blancas y el frío que las envuelve (por muy cálida y romántica que sea la Navidad) no te seduce y si, además, eres de los que, viaje cuando viaje y viaje donde viaje, siempre quiere que sea verano, toma nota de un destino brasileño muy alternativo y alejado del turismo e masas: es la Ilha do Marajó, en la desembocadura del Amazonas.
Lo primero que tienes que saber de esta isla es que se trata de la isla fluvial-marítima más grande del mundo y es, además, un espectáculo natural de playas vírgenes de agua dulce o salada, selvas, sabanas, manglares, ríos, lagos, pantanos… Aquí confluye la naturaleza típica de las zonas amazónicas con la habitual en entornos costeros y marítimos. Pero no creas que la naturaleza es lo único que disfrutarás en Marajó, esta isla destaca también por la cultura marajoara que aquí se desarrolla, un cultura que descubrirás a partir de su particular gastronomía y sobre todo a través de su artesanía, especialmente la cerámica, y las tradiciones locales.
Las haciendas de búfalos marajoaras y degustar el queso de búfala, la playa do Pesquero, en Soure, que es la más famosa de la isla por su arena fina y clara, su oleaje suave y porque es posible ver a búfalos caminando por el arenal; un paseo en canoa por los igarapés que son canales de agua dulce entre manglares; los pueblos de Soure y Salvaterra (ten en cuenta, además, que Soure es el lugar más recomendado para reservar alojamiento por su comodidad y es que de aquí parte muchos de los tours más recomendados por la isla).
Diciembre es un mes estupendo para viajar a Ilha do Marajó porque, aunque el clima es cálido todo el año, es en el segundo semestre cuando está en la estación seca así que te ahorrarás los sustos y disgustos de las lluvias torrenciales y el riesgo de inundaciones de los primeros seis meses del año; las temperaturas superan los 30ºC durante el día y rondan los 25ºC durante la noche así que en Marajó disfrutarás de un diciembre tropical en toda regla.
No se trata de un destino habitual ni popular y por eso no tiene la infraestructura turística que se desarrolla siempre al calor del turismo de masas ¿y esto qué significa? Que aquí no hay resorts de escándalo ni servicios de lujo, es más, incluso las infraestructuras básicas son limitadas y para trasladarte por algunas zonas tendrás que recurrir a lanchas y es que las conexiones entre algunas de las localidades de esta isla son posibles por mar o navegando el río. También es más que recomendable llevar dinero en metálico.
La población de Marajó vive un tanto dispersa en esta gran isla pero hay algunas localidades que concentran a buena parte de la población, toma buena nota de ellas porque es ahí donde encontrarás los servicios que puedas necesitar con mayor facilidad: Breves es la ciudad más poblada y la única que supera los 100.000 habitantes, Portel es la segunda ciudad de la isla y Muaná la tercera, con 60 y 40 mil habitantes respectivamente. El resto de localidades son ya más pequeñas, al menos en población.
Volando a Belém, que es la capital del estado brasileño de Pará; desde Belém salen barcos y ferris que tardan entre 2 y 3 horas, en función del tipo de embarcación, en llegar a Marajó. Este es el modo más común de llegar pero Marajó cuenta con un pequeño aeropuerto y también se puede llegar volando desde Belém.
Planifica bien tu viaje pero no desesperes si, una vez en Marajó, tu planificación cambia: ten en cuenta que se trata de un destino natural que carece en no pocas localidades de la isla de infraestructura tan básica como carreteras y, al necesitar moverte en balsa, lancha o barco, en algunos tramos estarás también a expensas de las mareas.
Marajó es una isla para dejarse llevar, para olvidar el mundo moderno y vivir la naturaleza en su estado más puro, en convivencia con ella y disfrutando de su eterno verano (particularmente entre julio y diciembre).