EN FUERTEVENTURA
Un paraíso protegido y completamente natural de agua turquesa, arena casi blanca y unas vistas de ensueño a Fuerteventura.
Declarado Parque Natural desde 1982, el islote de Lobos es uno de los parajes de visita obligatoria si viajas a Fuerteventura. A tan solo 2 kilómetros de océano de Corralejo (un pueblo al norte de la isla), este lugar esconde uno de los tesoros canarios mejor guardados.
Sin rastro del paso humano
Este islote de poco más de 4,5 kilómetros cuadrados recibe su nombre de los lobos marinos que poblaban hace años su costa. Apenas una decena de "chozas", como las llaman los majoreros, se levantan en esta tierra sin asfaltar ni edificar.
No hay transporte, no hay carreteras y tampoco puede haberlas. El paraíso natural está protegido de cualquier amenaza contra su biodiversidad y las edificaciones están más que prohibidas. Las casitas de piedra que aguantan hoy en día son aquellas que fueron construidas hace décadas por los pescadores que varaban por el islote durante semanas e incluso meses.
Al lado de estas pequeñas casitas se lee un cartel: 'Restaurante Antoñito el Farero' y es que en este islote se puede degustar un auténtico menú majorero. Eso sí, para comer en el chiringuito de Lobos tienes que pedir turno. Una vez hayas reservado, podrás elegir entre dos menús: paella de mariscos o fritura de pescado fresco del día con papas arrugadas. Desde hace unos años en la carta se añaden nuevos platos, pero, si optas por las especialidades de la casa, tendrás un almuerzo delicioso por menos de 15 euros.
El Puertito y la playa de La Concha
Cuando visites Lobos atracarás en El Muellito, este lugar está a pocos metros del Puertito y también a menos de diez minutos de la playa de La Concha. Te contamos un poco más sobre estos dos lugares de ensueño.
Una pasarela se abre entre el agua y divide el Puertito en dos mitades turquesas. Rodeado de casitas de piedra, rocas negras y arena fina, este modesto paraíso fascina a quien se deja sumergir en su agua. Cuando la marea está alta, la pasarela se llena de colas: hay quien salta al agua y hay quien aprovecha para hacerse la característica sesión de fotos.
En el otro "extremo" del muelle, La Concha es el lugar ideal para darse un buen baño. Alrededor de 500 metros de arena blanca y unas vistas de escándalo. ¿Su secreto? Su forma semicircular esconde el rincón y lo protege para mantener su agua transparente todos los días del año.
Si quieres ver todo el islote, necesitarás unas cuatro horas y seguro que llegas al mínimo diario de pasos. Es un lugar perfecto para hacer senderismo y hay información sobre sus diferentes rutas. Entre sus tesoros, esconde más de 300 pequeñas cuevas, el Faro Martiño, el ascenso al volcán (dormido) de La Caldera y el molino frente a las Salinas del Marrajo.
Biodiversidad y naturaleza en estado puro
Más de cien especies vegetales y un gran catálogo de aves marinas y migratorias que no se encuentran en otro lugar eligen Lobos como su refugio. Un paraíso de aguas cristalinas y playas tranquilas alejado del alboroto humano.
Con el fin de proteger el fondo marino y las especies endémicas canarias de Lobos, hay un límite de visitas diarias. Forma parte del municipio de La Oliva y desde 2019 solo se permite la visita de 400 personas por día.
¿Cómo visitar esta joya canaria?
Hay hasta tres formas (cuatro, si me apuras) de llegar. Puedes ir en ferry, vivir la experiencia de saltar las olas en un water taxi o navegar con tu propio velero o Hobie Cat. ¿La cuarta forma? Alguna vez, con la mar en calma, se ve algún aventurero llegando a nado desde la isla del viento.
Eso sí, viajes como viajes, necesitas solicitar un permiso. Puedes obtenerlo hasta 5 días antes de tu visita y normalmente, si viajas en ferry o water taxi, las propias compañías se ocupan de tramitarlo. De esta forma, se controla el aforo del islote y se minimiza el impacto turístico.
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