Asia
Entrar en el distrito de Little India es como cruzar una frontera y, de repente, no encontrarnos ya en Singapur. O, al menos, no en algunos de los nuevos epicentros urbanos, como la Marina, con su gran hotel de diseño y sus complejos rascacielos financieros. Y mucho menos en la parte colonial, con los edificios y palacios señoriales como el Raffles Hotel. Aquí uno encuentra calles mucho más modestas, sin más de una o dos plantas, pero, a cambio, se encuentra con la zona más vitalista, divertida y, sobre todo, colorida de la ciudad. Su corazón es el mercado de la Arcada, una ajetreada zona comercial donde degustar auténtica comida india, así como oír su música y poder comprar sus vestidos. Pasear por sus muchos puestos, a cubierto (afortunadamente, especialmente en época de monzón), es como hacerlo por Mumbai o Delhi. Está igual que hace casi un siglo, pues muchos puestos son de la década de los años 20. Se venden saris de seda, joyas de oro, platería, artesanías... y comida en puestos para llevar, como el curry con carne servido en una hoja de plátano. Hasta mediados de octubre, el barrio bulle gracias a la fiesta de Deepavali, una de las más importantes del calendario hindú. Fiestas callejeras, todo lleno de luces, bailes típicos... Todo mientras se mantienen los puestos de especias en Serangoon Road y los templos de Sri Veeramakaliamman, Sri Srinivasa Perumal y Sri Vadapathira Kaliamman se mantienen abiertos para aquellos que quieran rezar o, simplemente, acercarse a conocer lo mejor de la arquitectura religiosa hindú en la ciudad. Y, aunque sea china, en el barrio se encuentra la coloridísima residencia de Tan Teng Niah, un comerciante chino que en 1900 erigió una casa donde cada trozo de pared, cada quicio de ventana, cada columna... es de un color a cuál más brillante. Hoy es uno de los puntos, junto a los templos y al mercado, más visitado del distrito. No hay turista que no se vaya sin fotografiar una casa tan diferente... Ni acercarse a los puestos de comida tradicionales, al estilo de Singapur, es decir, formando un círculo alrededor de un centro atestado de mesas comunitarias donde comer, independientemente de donde hayamos comprado la comida. Pedir allí curry o algún plato típico indio es siempre la mejor opción.