GRECIA
Viajamos hasta Grecia para conocer la historia que esconde uno de los monasterios más espectaculares, el de Simonos Petra.
Es el momento más que perfecto para poner rumbo a Grecia. Se trata de un país donde encontramos un gran número de construcciones, monumentos y rincones que, desde luego, no dejan absolutamente indiferente a nadie. Un claro ejemplo lo encontramos en el Monasterio de Simonos Petra, también conocido como Monasterio de Simonopetra.
Se trata de un templo ortodoxo, considerado como el decimotercer monasterio de los de la Montaña Sagrada, situado al sur de la península del Monte Athos. La zona es, cuanto menos, escarpada por lo que el sitio en el que está ubicado no iba a ser menos: ¡En un acantilado a 330 metros sobre el nivel del mar!
El Monasterio de Simonos Petra, a través de su historia
Para comenzar, debemos tener en cuenta que fue fundado a mediados del siglo XIV por San Simón. Según la tradición, éste caminaba junto a una cueva cuando tuvo una visión. En ella, Theotokos le indicó que debía construir un Monasterio en la parte más alta de una roca, y solamente allí estaría a salvo. En un primer momento, el nombre de esta construcción era Nuevo Belén.
No fue hasta 1364 cuando Jovan Ugljesa dio el paso de financiar no solamente la renovación de este Monasterio, sino también la expansión del mismo. Siglos después, concretamente en el año 1581, Simonos Petra sufrió un aparatoso incendio, quedando completamente destruido. Es más, la mayoría de monjes perdieron la vida en este suceso.
El abad, Evgenio, puso rumbo a los principados del Danubio para tratar de conseguir los fondos suficientes para poder reconstruir este Monasterio. Miguel el Valiente, Príncipe de Valaquia, fue el principal benefactor. Con posterioridad, la construcción se vio asolada por el fuego hasta en dos ocasiones más. Una de ellas en 1626 y, la otra, en 1891.
Es importante saber que esta construcción consta de varias plantas. El edificio principal está ubicado sobre el que, originalmente, construyó Simón. Como dato curioso, los monjes cuentan los pisos desde arriba hasta abajo. Cada expansión seguida a la original, la de Simón, ha sido víctima de un aparatoso incendio. Tras el de 1581, se recaudó dinero para reconstruir el ala oeste. Después del de 1591, se erigió el ala este con fondos que, principalmente, llegaron de Rusia.