Palacio de Wilanów, el Versalles polaco

Es el momento más que perfecto para trasladarnos a la ciudad de Varsovia. En ese mismo punto encontramos uno de los palacios más espectaculares de toda Europa. Estamos hablando, cómo no, del Palacio de Willanów. De estilo barroco, está ubicado en la parte sudeste de la capital de Polonia.

Una de las cuestiones que más llama la atención es que, popularmente, es conocido como el “Versalles polaco”. Y todo por su enorme parecido a nivel estético. ¡Es realmente imponente! No solamente es uno de los edificios históricos más importantes de Varsovia, sino también de todo el país.

El Palacio de Wilanów, a través de su historia

Para conocer el origen de esta edificación, debemos viajar hasta abril de 1677. Por aquel entonces, el Rey Juan III Sobieski decidió hacerse con varios terrenos situados en la zona sur de la ciudad. En ese mismo punto, quiso establecer su residencia privada. Para cumplir ese deseo, el Rey no dudó un solo segundo en contar con uno de los arquitectos más reconocidos de la época. Estamos hablando, cómo no, de Augustyn Locci. En un primer instante, se encargó de erigir un pequeño palacio que constaba de una única planta.

El Rey, además, quiso cambiar el nombre a la zona, que se pasó a llamarse “Vila Nova” (que posteriormente pasó a llamarse “Wilanów”). Varios éxitos militares, entre otras tantas cuestiones, hicieron que Juan III Sobieski tuviera la oportunidad de hacer numerosas modificaciones en el palacio, aumentando su extensión.

Cuando el Rey Juan III Sobieski murió, fueron sus hijos los que comenzaron a residir en el Palacio Willanów. No fue hasta 1720 cuando Elzbieta Sieniawska decidió comprarlo. De esta manera, tuvo la oportunidad de realizar una serie de obras para mejorarlo.

Tan solo diez años después, el Palacio Wilanów volvió a manos de una familia real. Concretamente, a las del Rey Augusto II el Fuerte. Él residió en esta edificación, aproximadamente, durante tres años. Durante ese tiempo, hizo varias modificaciones sobre todo en cuanto a la decoración del interior.

Desde su muerte en 1733, el Palacio ha pasado por numerosas manos. Desde las de María Zofia Sieniawska, su hija Izabela Lubomirska o, incluso, Aleksandra Lubomirska. No podemos dejar de mencionar a la familia Potocki, ya que la última de ellos en vivir en este lugar fue Aleksandra Potocka, allá por 1892.

Al morir sin herederos, el Palacio Wilanów pasó a manos de Ksawery Branicki. De esta etapa hay que destacar que vivió en este lugar hasta 1926 y que, tras la Primera Guerra Mundial, tuvo que realizar diversas obras de conservación que costeó con su propio dinero. El último habitante del palacio fue, precisamente, su hijo Adam Branicki.

Una etapa a destacar de esta edificación nos hace viajar a octubre de 1944, momento en el que los nazis saquearon y quemaron esta edificación tras el histórico Alzamiento de Varsovia. El objetivo era destruir este Palacio, símbolo de Polonia. A pesar de los esfuerzos, no lo lograron por el crucial avance del Ejército Rojo. En 1945 se nacionalizó la propiedad y, en 1951, la villa de Wilanów se incorpora a Varsovia. De esta manera, el Palacio perdía ese toque rural que ostentaba desde hace siglos. En la actualidad, se denomina como Museo-Palacio de Willanów y, desde 2006, pertenece a una conocida asociación, llamada “Residencias Reales Europeas”. ¡Es espectacular!

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