Turismo de aventura
Aunque es un rincón peligroso, cada año son miles los turistas que escalan hasta llegar al monolito Pedra da Gávea, en Río de Janeiro, que nos ofrece unas vistas espectaculares y un lugar único donde tomarse una fotografía.
El lugar que pasamos a mostraros no solo interesa a los amantes del riesgo, aunque es cierto que hay que tener cierta valentía para animarse a escalar los 842 metros sobre el nivel del mar al que se encuentra el monolito más grande del mundo situado sobre una costa. En la Floresta da Tijuca, en Río de Janeiro, encontramos una roca bautizada como Pedra da Gávea, la protagonista de estas líneas.
Como podéis imaginar, por la altitud a la que se encuentra y por su proximidad con Río de Janeiro, Pedra da Gávea se ha convertido en uno de los puntos más interesantes que visitar si uno viaja hasta la ciudad brasileña. Las vistas desde las alturas son impresionantes y para muchos es un reto llegar hasta la cima.
Eso sí, el camino es complicado. Aunque es uno de los lugares más bellos del país, su ascenso entraña un peligro considerable y las numerosas fotografías a que a lo largo de los años se han tomado los turistas sobre esta roca no son menos peligrosas; por fortuna, ninguna persona ha perdido la vida mientras capturaba ese momento para su cuenta de Instagram, pero lamentamos decir que debido a resbalones y todo tipo de dificultades, sí han fallecido personas durante el ascenso.
Como Río de Janeiro queda completamente a los pies de quien se atreve a encaramarse al abismo que nos presenta Pedra da Gávea, este lugar ha pasado a ser uno de los más populares entre aquellos que siempre buscan una perspectiva diferente, llamativa, para inmortalizar sus viajes.
Las diferentes fotografías que circulan por la red desde hace años demuestran que aquellos que han conseguido alcanzar la cima lo han hecho teniendo muy claro la forma en la que querían hacer eterno ese momento. El ascenso hasta Pedra da Gávea es una gran experiencia, como también lo es conseguir fotografiarse con Río de Janeiro casi por completo, pero no hay que dejar de ponerle cabeza al asunto. ¡Antes que una buena fotografía se encuentra nuestra vida!