Planes románticos... o no
San Valentín no es solo una fecha para las parejas. Es un día ideal para pasar con nosotros mismos, relajarnos y disfrutar de una jornada un poco egoísta pero necesaria.
Escapada urbana
Coge tu cámara y un buen libro. Ve a pasar el fin de semana a una ciudad para descubrirla, y a ti con ella. No hace falta irse lejos, podemos irnos en coche o en avión. Por ejemplo, a Oporto o Toulouse si lo que nos apetece es salir fuera. Podremos pasear por sus calles, disfrutar de la gastronomía y los lugares de interés. El libro que llevemos será la mejor compañía, siempre estará dispuesto a entretenernos o abstraernos de la realidad, aunque sea durante un momento. También podemos visitar Barcelona o Valencia, gozan de buen clima y un sinfín de rincones escondidos.
Una buena sesión de Surf
Ve a la costa más cercana, no te olvides de la tabla y el neopreno. El surf es uno de los deportes más idóneos para practicar en solitario. Podemos desconectar del mundo, sentados, esperando la ola conectamos con el mar y su naturaleza. Sentimos el agua bajo nuestro cuerpo y nos libera la mente. No existe nada más que la tabla, y nadie más que nosotros. Después del día entre olas, podemos ir al bar más cercano y disfrutar de una caña fresquita y un plato de comida caliente. Además, los aficionados al surf suelen ser extrovertidos, estarán encantados de darnos alguna clave para mejorar sobre las olas.
Salir en bici
No hace falta irse muy lejos, solo pedalear. Respirar aire fresco, quedarse a solas con la naturaleza. En Madrid, por ejemplo, la Casa de Campo es un enclave maravilloso para disfrutar de la bici. Caminos de tierra, árboles, el lago. Hay hasta algunas colinas desde donde podemos ver todo el parque en su plenitud y adivinar la silueta de la ciudad. Si coincide que es un día con sol, el recorrido será aún más placentero. Para quienes se atrevan, pueden subir con la bici a la sierra y alejarse aún más del barullo de la ciudad.
Perderte por tu ciudad
De igual donde vivas, seguro que hay muchos sitios de tu ciudad que aún no conoces. Que cuesta encontrar a alguien que venga con nosotros a descubrirlos. No pasa nada, qué mejor que marcarnos nuestros propios ritmos y destinos. Podemos ir a ese parque quisimos ir, a ese museo que lleva años en tu lista de cosas por visitar, o a ese edificio de Art Nouveau que aún no has visitado por falta de tiempo. ¡Este es el día ideal para hacer todo eso!
Pasar la tarde en la filmoteca
Aunque en el imaginario colectivo se vea “triste” ir solo o sal al cine, no tiene nada de triste. Es algo intrépido, independiente y muy íntimo. La filmoteca es una buena opción ya que proyectan películas que en muchos otros cines no veríamos nunca. En Madrid está el Cine Doré, que además es un edificio precioso y el precio de sus entradas muy asequible. Después podemos volver a asa dando un agradable paseo con las manos en los bolsillos.