América Sur
Es una bahía perfecta situada en la costa norte de la península de Samaná, uno de esos rincones paradisíacos que convirtieron a La Española es una isla de ensueño para los viajeros que llegaron aquí en los últimos cinco siglos. Se trata de Playa Rincón, el orgullo natural y turístico de esta región de República Dominicana, la misma que trata de preservar su estatus de tranquila y solitaria, porque no estamos por casualidad en una de las mejores playas del mundo. Solo hay 12 kilómetros de distancia con la población más cercana, la de Las Galeras, y tampoco Samanà está muy lejos, por lo que no resulta muy complicado hacer una escapada hasta la playa. Además, si los caminos, que son de tierra, no se encuentran practicables, siempre tenemos la opción de alquilar un todoterreno o pedir a algún camionero local que nos haga de improvisado taxista. También se puede llegar en barca, con la ayuda de pescadores de Las Galeras, que estarán encantados de acercarnos hasta allí y ganarse unas monedas extra. A pesar de encontrarse en un país que ha hecho del turismo de gran resort todo un negocio, Playa Rincón es una excepción, pues está desierta de hoteles, incluso pequeños. Aquí no hay 'todo incluido', pero sí arena blanca y fina, agua azul turquesa y una espesa vegetación selvática que circunda toda la bahía, además de un gran palmeral que permite fotos de ensueño. Al encontrarse en el norte de la isla, las corrientes permiten olas suficientemente atractivas como para que los aventureros lleguen aquí con sus tablas y sus velas, pues resulta perfecta para practicar windsurf, entre otros deportes acuáticos. El mejor plan es acercarse poco a poco a la playa, conociendo las pequeñas calas de los alrededores. Después vadearemos un pequeño río que se llama Caño Frío (por sus aguas, que están heladas casi) y, una vez en la playa, nada mejor que un picnic a base de langosta asada, pescados, fruta y, claro, un brindis al sol con ron local.