Días de sol y blanca arena
Si usted es de los que prefiere huir de los polvorones, botellas de champán (o cava) y de las interminables cenas familiares, este es su sitio: seis paradisiacas playas para pensar en Papá Noel mientras se tumba en la cálida arena y goza del sol.
1. Tulum
En el estado mexicano de Quintana Roo se encuentra la ciudad amurallada de Tulum, flanqueada de hermosas y virginales playas bañadas por el Mar del Caribe. No es Cancún: en Tulum no existe el bullicio turístico, sino fina arena blanca, agua cristalina y palmeras que dibujan nueve kilómetros de costa. Para entrar a la Playa de las ruinas es necesario hacerlo por el sitio arqueológico de Tulum y pagar una entrada de unos tres euros. Luego, a bañarse mientras la vista se deleita con las ruinas mayas situadas en lo alto de los acantilados. La otra es Boca Paila, al sur de las ruinas, una playa virgen sin apenas desarrollo turístico, a excepción de alguna cabaña en donde comer o beber algo. Si practica el nudismo, enhorabuena, nadie le molestará.
2. Parque Natural de Corralejo
La isla canaria de Fuerteventura alberga este paraje que comprende playas y una inmensa extensión de dunas de arena blanca espectaculares… y la Montaña Roja, de 312 metros de altitud. El Parque Natural de Corralejo abarca más de 2.300 hectáreas bañadas, en su extremo este, por playas de aguas turquesas envueltas entre numerosas e interminables dunas que son el hogar de una enorme variedad de especies vegetales y animales, como la hubara canaria o el guirre majorero. Las Grandes Playas de Corralejo lo conforman eso, playas de fina arena y calas idóneas para ir en familia o practicar deportes acuáticos.
3. Tahití
La isla más grande de la Polinesia Francesa es una playa en sí misma, pero merece la pena destacar algunas (para no perderse entre tantos kilómetros de agua cristalina). Por ejemplo, Lafayette Beach que, en este caso, es de arena negra, proveniente de la erosión de las laderas de un volcán. O Teahupoo Beach, considerada por muchos como el mejor enclave del planeta para darle al surf (las olas son espectaculares, altas, atrevidas). En Toroato deslumbran los corales y la palpitante riqueza de las numerosas especies marinas (un placer para los amantes del submarinismo).
4. Hawaii
¿Qué arena desea? Aquí hay playas de color negro, rojo, blanco e incluso verde, como en Green Sands Beach. En la isla grande Hawaii, a un paso de la ciudad de Hilo, se encuentra la playa selvática de Kolekole, un reducto natural constelado de rocas de origen volcánico y coronado por una cascada. La gran isla también alberga la playa de Punaluu, de arena negra, en la que se atisban tortugas marinas verdes. La Richardson Ocean Center está bañada por aguas muy poco profundas y cristalinas, así que si se ha llevado a los niños, este lugar es idóneo para ellos. Terminemos el recorrido en Onekahakaha, tachonada de minúsculas piscinas de agua salada y, eso sí, muy concurrida por los lugareños.
5. Jamaica
Al acto de bañarse en la playa los jamaicanos lo llaman liming, es decir, holgazanear. Y sí, en eso consiste, en practicar el noble arte de la soleada pereza. Muchas son las playas que salpican su costa: Seven Miles, en Negril, está protegida por un arrecife que asegura la calma del agua y las condiciones ideales para nadar y bucear; en Ocho Ríos se encuentran la famosas Cataratas del Río Dunn, paraje natural en el que precisamente comienza la playa. Cerca se levanta la playa Reggae Vibes, un largo tramo de tierra en cuyas tranquilas esquinas anidan las tortugas; la James Bond Beach (que nombre tan sugerente) está rodeada de agua cristalina por tres lados, con las montañas de Santa María como telón de fondo; y, por finalizar la ruta playera, la Shansky Beach Complex y la Ras Johnson’s Ranch. Elija su favorita y dese un baño.
6. Cayo Levantado