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Europa

Un pueblo holandés con forma de estrella

Villa Bourtange es una fortaleza que se construyó en el siglo XVI

Justo en la frontera entre Alemania y Holanda, en la provincia de Groningen, se encuentra el pueblo de Villa Bourtange Más allá del encanto típico que desprenden todas las localidades holandesas, proporcionado en parte por sus bellos y verdes paisajes y la silueta de sus molinos, Bourtange lleva tras de sí una original y curiosa historia que le ha otorgado una forma muy singular. A finales del siglo XV, en Italia, surgió la idea de construir fortificaciones defensivas con forma de estrella de cinco puntas. Este tipo de estructura se extendió por el resto de Europa, ya que el nuevo armamento bélico comenzó a ser capaz de destruir las murallas medievales clásicas. De esta forma, en países como Dinamarca, Francia, Inglaterra y Holanda empezaron a construirse los denominados “fuertes estrella”, con muros defensivos más bajos y anchos que absorbían mejor los impactos de artillería. Villa Bourtange se levantó en 1580, durante la Guerra de los Ochenta Años(1568-1648), a petición de Guillermo I de Orange, quien quería tener el control de esta zona territorial. Todo su contorno está amurallado y conserva el esplendor de siglos pasados a pesar de estar restaurado. Bourtange era un municipio independiente y en 1822 se fusionó con Vlagtwedde. Pocas décadas después, la fortaleza fue desmantelada y la zona se convirtió en agrícola, mientras que, a finales de los años 60 del siglo pasado, se empezaron a reconstruir tanto los cuarteles como las murallas o las zanjas. En la actualidad la Villa Bourtange cuenta con menos de 300 habitantes, pero cada año recibe un gran número de turistas en busca de una buena historia, naturaleza y cultura. Al adentrarse en esta villa ubicada sobre una zona pantanosa, automáticamente se retrocede siglos atrás iniciando un misterioso viaje al pasado. Además de disfrutar de su original arquitectura, pasear por la orilla de sus canales y contemplar los diques medievales, en Bourtange se pueden visitar los cuatro museos con los que cuenta la ciudad, alojarse en un original hotel construido en los antiguos barracones de los soldados, comprar velas y objetos curiosos en sus tiendas y saborear la gastronomía típica holandesa en sus dos restaurantes de la Plaza del Mercado. El Museo The Baracquen está situado en los barracones de los soldados, en él se exponen descubrimientos arqueológicos encontrados en la localidad y también objetos antiguos que han sobrevivido al paso del tiempo y se localizaron en las obras de reconstrucción de Bourtange. The Gate es una casa en la que se proyecta una película sobre la historia de la villa y la restauración de la fortaleza. Para completar la visita, hay que entrar en Captain’s House, una vivienda pintoresca que es idónea para hacerse una idea de la vida en el siglo XVII y también en la Sinagoga, que data de 1842 y se ha convertido en un museo de fotografías y objetos antiguos. Periódicamente se realizan recreaciones y simulacros de las batallas que tuvieron lugar en la fortaleza durante la Guerra de los Ochenta Años, una divertida forma de acercarse a la historia militar europea. Y cada domingo por la tarde se dispara un viejo cañón para exclusivo deleite de los turistas. Aunque, sin duda, una visita que no merece la pena perderse es la de su granja The Sikkepit. Sus instalaciones permanecen abiertas desde abril hasta noviembre y tienen una tienda en la que se venden productos ecológicos y artesanales.