Imperdibles
El país del sol naciente ha sido un gran desconocido durante muchos años, hasta era mirado con recelo. Actualmente, cada vez más son los adeptos a la cultura nipona, comenzando por su gastronomía y siguiendo por su perspectiva única de las cosas.
Yokohama
Fue el primer pueblo que se abrió a los extranjeros y al comercio. Los portugueses intercambiaban productos occidentales por sedas y arte oriental, estas relaciones dieron lugar a la creación de barrios con residencia de tipo europeo, como las de Yamate. Otro resultado del intercambio comercial y cultural, fue la construcción de la Catedral del Sagrado Corazón. Su tradición portuaria ha hecho que tenga uno de los mayores puertos de Japón y el faro más alto del mundo, la torre marina de Yokohama. Como toda ciudad japonesa, los parques son extensos y aislados del barullo de la vida moderna, como el parque Sankei.
Saitama
En las cercanías de Saitama encontramos el parque Hitsuji-yama y en él la colina Shibazakura, que significa musgo rosa en japonés. Esta singular colina es una muestra más del buen gusto y del cuidado de la naturaleza en el país nipón. Como su nombre indica está cubierta por una frondosa capa de musgo rosa de diferentes tonalidades. El Museo del Ferrocarril es una visita imprescindible de la ciudad. En él podremos conocer la historia ferroviaria del país, construida a finales del siglo XIX durante la Revolución Meiji.
Akita
Esta ciudad se encuentra en la bella región de Tohoku, donde el clima es hostil, pero el paisaje deja al visitante sin aliento. En las proximidades de la ciudad está el lago Tazawa, un lugar muy popular entre los japoneses como destino vacacional. La ciudad de Akita destaca por sus numerosas universidades, y por los castillos de Kubota y Akita, por la importancia estratégica de la región. El castillo de Akita se sitúa en el Parque Takashimizu, y el Kubota en el Parque Senshu.
Kamakura
En la región de Kanagawa se encuentra Kamamura, ciudad que destaca por sus templos y santuarios. El Templo de Kotokuin es uno de los más visitados y conocidos por el Daibutsu, la gran estatua de bronce representando a Buda Amitābha, que no está dentro de ningún templo, porque el suyo fue destruido por un tsunami en el siglo XV y desde entonces ha sobrevivido el paso del tiempo y otras catástrofes naturales. En la ciudad también veremos magníficos templos Zen como Kenchō-ji y Engaku-ji, y el convento el Tōkei-ji.
Nagoya
Aunque es la cuarta ciudad más grande de Japón, sigue conservando toda su esencia. Para acercarnos a su lado más tradicional, podemos visitar el Castillo de Nagoya que data del siglo XVI. Fue el hogar de la familia Oda, una de las estirpes más poderosas del Japón feudal. Otro imprescindible es el Santuario de Atsuta Jingu, en él se conservan cerca de 4000 reliquias, entre ellas la espada sagrada. Además, es el lugar donde se celebran numerosos festivales a lo largo del año.