ITALIA
Viajamos a la ciudad italiana de Pavía para conocer uno de los puentes más famosos de la historia del país. ¡Es absolutamente sorprendente!
Ponemos rumbo a Pavía, en Italia, para conocer la historia del Puente Cubierto, también conocido como “Ponte Vecchio”. Se trata de un puente de arco de piedra y ladrillo construido sobre el río Tesino. Estamos ante una de las construcciones más sorprendentes, por haber sido testigo de numerosos hechos históricos que han marcado un antes y un después en la ciudad.
El Puente Cubierto de Pavía, a través de su historia
Para comenzar, debemos tener en cuenta que en la época romana existía un puente sobre el río Tesino, en el mismo lugar en el que encontramos actualmente el Ponte Coperto. La base de uno de esos pilares centrales todavía es visible cuando baja el nivel del agua. Por lo tanto, se cree que este puente se construyó, aproximadamente, en la época de Augusto.
Para conocer su origen, debemos saber una leyenda que nos hace viajar al año 999. En Nochebuena, unos peregrinos quisieron asistir a la Misa del Gallo en el pueblo pero, como consecuencia de una intensa niebla, no pudieron cruzar el río con sus barcas. En un momento dado, un hombre vestido de rojo apareció y les prometió que construiría un puente a cambio de algo: la primera alma que cruzase el puente.
Ese hombre en cuestión era el mismísimo Diablo, que fue reconocido por el Arcángel Miguel, que llegó de una iglesia que se encontraba cerca. Los peregrinos aceptaron el trato pero, una vez se construyó el puente, fue una cabra la que lo cruzó primero. De ahí que también se le conozca como “Puente del Diablo”.
Sea como sea, esta construcción romana funcionó hasta principios de la Edad Media. Debemos tener en cuenta que el emperador Luis el Germánico lo restauró en el año 860. Para conseguir su objetivo, ordenó a sus vasallos de la Abadía de Bobbio que se trasladasen a Pavía para participar, activamente, en las obras.
En plena Edad Media, este Puente Cubierto se convirtió en la intersección perfecta entre las dos rutas comerciales más importantes de la zona y de la época: la ruta del Río (se podía llegar al Adriático y a Venecia) y la ruta “Lombardía” (que conectaba Génova con Milán).
El puente romano fue muy utilizado a lo largo de los siglos lo que supuso que sufriera un gran deterioro pero, al ser conscientes de su importancia económica y comercial, en 1351 se procedió a erigir uno nuevo sobre las ruinas del anterior. Para conseguir su objetivo, contaron con dos de los arquitectos más reconocidos por aquel entonces: Giovanni da Ferrara y Jacobo da Cozzo.
Las obras concluyeron tan solo tres años después. De esta manera, Pavía contaba con un puente cubierto, diez arcos irregulares y un par de torres a sus extremos a modo de defensa. Con el paso de los años, se fueron añadieron ciertos elementos como una capilla en el centro del puente en honor a San Juan Nepomuceno o, incluso, un pórtico de entrada.
A pesar de todo, en septiembre de 1944 se produjo una auténtica catástrofe: los aliados, durante la Segunda Guerra Mundial, bombardearon la zona y, con ello, dañaron el antiguo puente. Tras finalizar la guerra, se planteó la posibilidad de arreglar el antiguo puente o derribarlo. Ante el miedo de que esta construcción pudiera derrumbarse en cualquier momento por los daños causados, en 1948 se procedió a la demolición.
Un año después, concretamente en 1949, comenzaron las obras de ese nuevo puente, cuya inauguración se llevó a cabo en 1951. Para recordar esa antigua e histórica construcción, se decidió colocar un epígrafe en el portal de la entrada al puente del lado de la ciudad. En él se puede leer lo siguiente: “Sobre el antiguo paso del cerúleo río Ticino, a semejanza del antiguo Ponte Coperto, demolido por la guerra, la República Italiana reconstruida”.
Pero no es la única placa que encontramos. En la parte central del Puente, en 2005, se colocó otra en honor del 50 aniversario de la muerte de Albert Einstein, que versa lo siguiente: “A menudo he pensado en ese hermoso puente en Pavía”. Se trata de una cita que el científico escribió a un amigo italiano en 1947, donde rememora esa época que pasó en la ciudad italiana.