ALEMANIA EN NAVIDAD
No es solo por su espectacular mercado de Navidad, que también, sino por lo que te puedes traer a casa cuando regreses…
Cabría empezar por decir que siempre es una buena idea visitar Dresde porque es una ciudad histórica y magnífica, es la capital de Sajonia y se la conoce popularmente como la ciudad del Barroco, lo que nos ayuda a hacernos una idea de las estética predominante en su casco histórico aunque su historia es mucho más antigua, tanto que sus primeros pobladores son de la época prehistórica.
¿Sabías que Schiller escribió la Oda a la Alegría en Dresde? Una curiosidad más dramática data de la II Guerra Mundial, la ciudad sufrió un terrible bombardeo aliado que destrozó gran parte de su casco histórico y provocó miles de muertos; tras la guerra Dresde permaneció en el lado soviético de Alemania, fue parcialmente reconstruida y se convirtió en el mayor centro industrial de la Alemania Oriental poniendo las bases que le han permitido convertirse actualmente en el Silicon Valley alemán; además la ciudad ha recuperado gran parte de su grandiosidad tras las restauraciones puestas en marcha tras la caída del muro.
Pero decíamos que si bien siempre es buena idea visitar Dresde, lo es especialmente en Navidad y no solo por pasear su famoso mercadillo ¿por qué entonces?
Porque el Puente de Diciembre marca de algún modo el principio de la época navideña, es verdad que ya en noviembre comienzan a sonar los villancicos y encenderse muchas luces y árboles de Navidad pero es en el Puente de Diciembre cuando incluso lo más rezagados plantan el árbol y el Belén y dan el primer bocado a la tableta de turrón; ¿qué tiene esto que ver con Dresde? Todo porque durante el Puente de Diciembre Dresde se llena de mercados de Navidad en todas sus plazas y podrás hacerte con adornos navideños artesanales como no has visto nunca; por supuesto es en el famoso Striezelmarkt donde podrás encontrar más opciones pero en realidad toda la ciudad es un gran mercado de Navidad y la tradición en este tipo de piezas artesanales es magnífica ¿quieres hacerte con un clásico de Dresde? Elige entonces las pirámides en miniatura y si lo tuyo es la irreverencia tráete un räuchermaänner (un fumador…) para ponerlo junto al cagón en tu Belén.
Claro que no solo de adornos navideños vive Dresde los días previos a la Navidad, también de sus bocados dulces y del mismo modo que no puedes visitar Jijona en el Puente de Diciembre y volver a casa sin turrón en la maleta o visitar Sevilla y no llevar de regreso a casa al menos una caja de polvorones, no puedes marcharte de Dresde sin comprar sus dos dulces navideños más populares: el christstollen y los dominostein.
El criststollen es un pan dulce muy popular en toda Alemania, podríamos decir que es el panettone alemán (aunque es sin duda mucho más contundente que el dulce italiano), pero en Dresde se prepara de un modo un poco diferente, tiene lo que aquí sería un equivalente a su propia denominación de origen y durante el Puente de Diciembre puedes comprarlos en los mercados de Navidad, fíjate que pongan ‘Dresdner Stollen’ para asegurarte de que te llevas el auténtico criststollen de Dresde.
Los dominosteine están a medio camino entre la galleta y el bombón cuya receta es obra y arte de un maestro chocolatero de Dresde, Herbert Wendler: su base es un lebkuchen (la masa típica de las galletas de jengibre originarias de Nuremberg), esa base se cubre de una capa de gelatina de guindas y otra de mazapán, se termina con una cobertura de chocolate negro o de chocolate con leche.
Visitar Dresde en el Puente de Diciembre te permitirá traerte un pedazo de la Navidad alemana a casa y hacer así la tuya más internacional.