VALONIA
El sur de Bélgica es un paraíso hecho a la medida de los amantes del chocolate. Te contamos cómo disfrutarlo.
Bélgica es popular por muchas razones, algunas más dignas de orgullo que otras, pero hay una palabra que, cuando se apellida 'belga', logra que se nos haga la boca agua: chocolate... ¿o acaso no salivas como si no hubiera un mañana cuando piensas en el chocolate belga? En tableta, en bombones o a la taza, no importa cómo lo disfrutes, el caso es disfrutarlo ¿dónde? Muy especialmente al sur de Bélgica, en la región de Valonia, una zona del país famosa por sus chocolaterías y sus maestros chocolateros, también por sus museos del chocolate (hay más de quince...) e incluso por su chocolate picante.
Empezamos por lo más curioso, el chocolate picante
Para degustarlo tendrás que visitar el castillo de Seneffe, en la provincia de Hainaut durante el fin de semana o en un día que sea festivo local porque entonces, y solo entonces, el comedor se engalana como antaño y sirve un inolvidable chocolate caliente y picante en vajilla de porcelana; disfrutar de esta experiencia es como vivir un viaje en el tiempo porque incluso los camareros que atienden las mesas sirviendo el chocolate van vestidos de época, eso y que el chocolate se prepara como en los tiempos más suntuoso del castillo.
A continuación nos vamos de tiendas
Porque si algo tenemos claro es que la experiencia chocolatera valona no puede limitarse a nuestro viaje, queremos traérnosla a casa y no hay mejor modo de hacerlo que visitar algunas de las tiendas de cacao y chocolate de la región ¿cuáles son las tiendas más famosas? (las imperdibles...): Darcis, que es también museo, la chocolatería Ariqua Denis, la Benoît Nihant y la marca Charlemagne Chocolatiers; todos los chocolates que venden en estas tiendas con chocolate belga de alta calidad, otra cosa es cuánto te cueste decidirte entre la surtida variedad que ofrecen.
Los museos del chocolate
No diremos que tienes que visitarlos todos porque son más de quince sólo en Valonia pero hay algunos que son realmente imperdibles: Darcis en Verviers que, como también es tienda, nos permite tanto disfruta de la historia del chocolate belga como hacernos con una buena muestra para llevárnoslo a casa; Cyril Chocolat, en La Roche-en-Ardenne, que es un museo que ofrece además degustaciones chocolateras, dicho de otro modo, es un museo para comérselo (literalmente); y el Museo de Chocolate Erezée que, como Darcis, tiene tienda propia.
¿Más visitas obligadas? Se nos ocurren dos: la chocolatería Legast en la provincia de Hainaut porque ha sido elegida como la chocolatería del año y la Belle et Chocolat en la provincia de Namur porque ha sido designado como el descubrimiento chocolatero del año, ambos reconocimientos los otorga la prestigiosa guía francesa Gault & Millau.