ENTRE MIRADORES Y MONTAÑAS
Las carreteras son, en ocasiones, mucho más que una vía sobre la que circular con nuestros vehículos. Las carreteras también son puntos de unión, son la excusa perfecta para perderse y a la vez encontrarse, encontrarse con parajes increíbles, llenos de vida, de buena gente, espléndidos paisajes y fantástica gastronomía.
España es un país lleno de contrastes, lleno también de carreteras que nos descubren lugares dignos de admirar. A bordo de nuestro coche ecológico te invitamos a descubrir parte de la provincia de Lleida a través de una ruta por la N-260. ¡Empezamos!
La N-260, también denominada "Eje pirenaico" es una carretera que une varias pequeñas carreteras, discurriendo por varias poblaciones y que vamos a utilizar frecuentemente en nuestro viaje. Tras su reciente renovación resulta aún más agradable de utilizar y que, como no podía ser de otra manera, nos regala además unos excepcionales paisajes en nuestro viaje.
Bellver de Cerdanya está regado por el río Segre, mostrando un paisaje cuajado de calles de piedra, ubicándose además muy cercana al parque natural Cadi Moixero donde se puede disfrutar de la naturaleza en su máximo esplendor. Colocada a los pies de los pirineos, con caseríos salpicados, evocando tiempos pasados y, en definitiva, ofreciendo al visitante la sensación de que el tiempo pasa de otra manera en forma de tranquilidad, paz y serenidad. Su iglesia, la iglesia de Sant Jaume de Bellver de Cerdanya, es la gran protagonista de una población que no deja indiferente.
Tentación de parar. Valle de Ingla. Becquer, la Cruz del Diablo. Arte rupestre en la zona. Un paisaje evocador lleno de colores otoñales en los que perderse por cualquier camino, en forma de agradable paseo, resultando de lo más inspirador.
Nuestro viaje por la zona norte de Cataluña sigue su curso, ahora por la LV-4037, recorriendo pequeñas poblaciones situadas casi en la frontera entre España, Andorra y Francia. Es el caso de Ardovol, un pueblo de montaña en el que destaca su iglesia románica. Tras volver a la N-260 retomamos nuestro viaje para desviarnos a través de la LV-4036 hasta llegar a Lles de Cerdanya, pequeña población conocida por el esquí nórdico, que además guarda un gran secreto: sus innumerables rutas de senderismo cuando la nieve desaparece y el sol hace acto de presencia, siendo el escenario perfecto para disfrutar del turismo sostenible y natural.
La LV-4052 es ahora la protagonista de nuestros siguientes kilómetros al volante, una mágica alfombra de asfalto que nos permite recorrer pueblos y poblaciones con encanto, siempre con las montañas de fondo.
Ansovell, otra de esas poblaciones de ensueño donde merece la pena detenerse a contemplar sus casas -en excelente estado de conservación- agrupadas con techos de teja y balcones de madera. Mención aparte para su parroquia, la de San Martín, que data del románico del siglo XII y que cuenta con una sola nave. No podemos dejar de recomendar al Santuario de la Mare de Deu del Boscal, una pequeña ermita catalogada como Bien Cultural de Interés Local situada casi a 1.5 km de altitud.
Rodeados de parajes montañosos nuestra siguiente pausa tras disfrutar de una excepcional carretera llena de divertidas curvas la encontramos en las poblaciones de Estamariu y Bescaran. La primera, protegida por tanto por el Coll de Jou como por la Serra de Banat, ofrece a sus visitantes la posibilidad de disfrutar de la naturaleza más pura, más auténtica.
Bescaran, por su parte, sorprende a propios y extraños gracias a su excelente estado de conservación. Su joya es el campanario románico de San Martí, aunque no es lo único que nos ofrece esta pequeña población, donde además de numerosas opciones de alojamiento podremos disfrutar de decenas de caminos en los que practicar deporte a pie, en bicicleta o, incluso, a lomos de un todoterreno. ¿Más opciones? Sin problema: en otoño podremos recoger varios tipos de setas.
Una de nuestras grandes paradas: Seu d'Urgell. La ciudad más grande e importante de la zona norte de la provincia de Lleida esconde tanto para ver, que podríamos detener aquí nuestro viaje y podríamos estar días y días admirando sus paisajes y sus calles. Con más de 12.000 habitantes, este núcleo de población está flanqueado por los ríos Segre y Valira, siendo además la ciudad en la que se conserva la única catedral íntegramente románica de toda Cataluña.
Hemos mencionado anteriormente el turismo sostenible, algo que también se pone de relevancia en la Seu d'Urgell, que cuenta con una completa estación de carga en la que los coches eléctricos e híbridos pueden enchufarse para recargar su energía mientras se sigue apostando por la sostenibilidad.
Port de Cantó es nuestra siguiente parada, un puerto de montaña cuajado de miradores que nos regalan unas vistas impagables de toda la región. Las paradas se vuelven aquí casi obligatorias para contemplar, por ejemplo, las cuencas de los ríos Segre y Noguera Pallaresa. Podríamos disfrutar durante horas de la zona, pero la N-260 nos lleva ahora, unos kilómetros más tarde, al que será el último destino de esta maravillosa aventura.
Sort es uno de esos pueblos en los que, irremediablemente, hay que parar. Hogar de la famosa administración de loterías La Bruixa d´Or (La Bruja de Oro), el propio nombre del pueblo, que se traduce como "suerte" en castellano, ya nos da pistas acerca de la relación entre ambos. Sort es, eso sí, mucho más que loterías: su privilegiado emplazamiento rodeado de montañas, el castillo de los Condes de Pallars o su peculiar museo de mariposas hacen que su visita sea todo un acierto.
Pese a que nuestro viaje llega a su fin, lo cierto es que no podemos dejar de recomendar la gastronomía local, un acierto seguro: el restaurante Fogony es uno de sus ejemplos, un establecimiento estrella Michelin con una cocina de gran nivel que basa su carta en productos locales de alta calidad.
Como habrás podido leer y disfrutar, se trata de un viaje de ensueño, una gran aventura que sin duda merece la pena llevar a cabo. Nosotros lo hemos disfrutado a tope, y ahora es tu turno...