América Sur
Cientos de enfervorecidos tambores marcan al unísono el ritmo de un baile multitudinario que mueve a las masas. Espectaculares hombres y mujeres deleitan a la multitud a golpe de samba, mientras un aluvión de plumas colorea cada desenfrenado movimiento. Esta es la imagen que cada mes de febrero se repite en los informativos de medio mundo: Brasil y su carnaval, un duelo de escuelas de samba dispuestas a dejarnos sin respiración. Se trata sin duda de una de las citas más esperadas del año tanto para los brasileños como para los foráneos, que visitan el país en estas fechas. No obstante, el de Brasil no es el único carnaval que merece la pena ser visitado. A lo largo del globo existen otros puntos de interés que hacen las delicias de los seguidores de esta fiesta de origen pagano que hoy marca –a su fin- el comienzo de la Cuaresma cristiana. Volaremos hasta Nueva Orleans para conocer mejor su famoso Mardi Grass, día en el que los collares de cuentas inundan los cuellos de los asistentes, que pasean asombrados por las variopintas calles del Barrio Francés. Un poco más al sur, ya en América del Sur, descubriremos el carnaval de Oruro, en el que el folclore y la tradición cristiana comparten escenario por las calles de esta ciudad boliviana, considerada una de las más altas del mundo. Ya de vuelta en Europa, no nos perderemos la supersticiosa mascarada de Rijeka, en Croacia, donde los males se queman y las alegrías se bailan a lo largo de un mes entero. Recuperaremos la solemnidad en tierras venecianas, con el conocido Vuelo del Ýngel sobre la Plaza de San Marcos y sus dramáticas máscaras, que mimetizaban -en otra época- a ricos y pobres en la bella ciudad de los canales. Llegaremos hasta Galicia para descifrar el ancestral código de las Pantallas de Xinzo de Limia, las dueñas y señoras del carnaval más largo de España, en el que descubriremos cómo se las gastan en el interior gallego. Terminaremos este particular tour en Colonia (Alemania). Allí el carnaval es la Quinta Estación del año, un periodo que comienza el día once de noviembre a las once de la mañana, cargado de simbología germana y –como no- de refrescante cerveza Kölsch. Escojan su traje y máscara porque ¡arranca el carnaval!