Europa
La presencia humana en la península Iberíca esta documentada en diferentes restos arqueológicos desde el Paleolítico. Hay muchos monumentos megalíticos, cuevas y pinturas rupestres que atestiguan la vida de nuestros antepasados. La Cueva Escoural, es sin duda uno de los exponentes en Portugal. El Centro de Interpretación situado en el pueblo de Escoural y la visita a esta cueva deberían ser obligatorias para nuestros niños.
La cultura megalítica entre el cuarto y el tercer milenio antes de Cristo, es quizá la más importante en la región del Alentejo. El descubrimiento de dólmenes, menhires y cromlechs es una de las experiencias más gratificantes que uno puede vivir. Y hay un excepcional cromlech que merece la pena visitar.
Un crómlech o crónlech es un monumento megalítico formado por piedras o menhires introducidos en el suelo y que adoptan una forma circular o elíptica. Los cromlech, o círculos de piedras, se encuentran por todo el mundo, en la India, en América, en Inglaterra, en Escandinavia, en Cabilia o en América, pero sobretodo en lugares de Gran Bretaña, de la Bretaña francesa, de la Península Ibérica, de Dinamarca y de Suecia. Cuál es su origen, su función o cómo es posible que surgieran del mismo modo en lugares tan dispares, sigue siendo un misterio. Es un motivo de debate entre los científicos ya que su estudio se basa en los restos arqueológicos y no hay fuentes escritas al respecto.
El crómlech de los Almendros en Portugal, es uno de estos monumentos megalíticos, pero se da la circunstancia de que éste, es uno de los más importante de Europa, no solo por sus dimensiones, sino también, por su excepcional estado de conservación. Este monumento tiene más de 8.000 años de antigüedad.
Descubierto en 1964 por el arqueólogo Henrique Leonor Pina, está considerado como una obra de ingeniería prehistórica, la más importante y espectacular de la Península Ibérica y una de las más interesantes y más desconocidas para el público en general. El crómlech de Almendres, cerca de la ciudad de Evora en Portugal, es realmente único.
Son 95 monolitos de granito, todos diferentes, que dibujan varias elipses concéntricas, en lo que se cree es, un primitivo observatorio celeste. Aunque con anterioridad no había consenso entre los expertos. Se pensó que podía ser otras muchas cosas, como un templo funerario o tal vez un simple testimonio de la sociedad de hace cuatro a cinco milenios. Pero su función como planetario neolítico es la que más peso tiene entre los expertos.
En la carretera de Évora a Montemor-o-Novo, podemos ver este impresionante testimonio de la civilización megalítica ibérica. Data del período neolítico y está a 12 kilómetros de Évora, en la región del Alentejo. Entre olivos,
Sin duda, el crómlech de los Almendros, es uno de esos vestigios arqueológicos que hay que visitar, especialmente con los más pequeños. Una lección de historia que se puede completar con una visita a la ciudad de Évora, una ciudad museo cuyo centro histórico es Patrimonio de la Humanidad, y no nos extraña, entre sus joyas, el Templo de Diana del Siglo I.