En Corea del Sur
Cada mañana, los tripulantes del Sun Cruise se levantan con un bonito amanecer sobre el mar de Japón. Claro que, llamarles tripulantes no es un término apropiado, porque ellos, navegar, lo que se dice navegar, no lo hacen. Nunca abandonan la ciudad costera de Gangneung, en la costa oriental de Corea del Sur, una de las localidades más turísticas de la provincia de Gangwon, a 166 km. de Seúl. Y no lo hacen no porque el trasatlántico se encuentre siempre amarrado a puerto, sino porque este se encuentra, literalmente, en la cima de una montaña y no sobre el mar.
Hasta allí subieron un barco que ha sido reconvertido en el hotel principal de un resort de ocio que, por sacar del agua, también tiene a un segundo barco en su particular ‘marina seca’. Se trata del complejo Sun Cruise, que, además de la montaña, ocupa también parte de la costa, permitiendo a los huéspedes el bañarse en las playas de la localidad sin problemas (especialmente la de Jeongdongjin, una de las preferidas de Corea).
Este curioso hotel-barco cuenta con 211 habitaciones, todas con acceso a Internet y, como los cruceros de verdad, divididas en diferentes categorías según la cubierta en la que se encuentran y el espacio de los camarotes. Así, entre las nueve cubiertas de las que consta el Sun Cruise podemos encontrar desde una doble estándar (a partir de 100 €/noche) a la Royal Suite, con dos dormitorios y las mejores vistas sobre el océano.
El complejo pretende ser toda una experiencia marina, de ahí que cuente en su segundo barco, junto al mar, con un Yacht Club House, así como barcos de vela que, esta vez sí, surcan el mar organizando salidas románticas para parejas, así como viajes familiares.
Además de dos restaurantes (uno especializado en cocina europea y otro, coreano), así como una pastelería-panadería con su propio obrador, el complejo ofrece la posibilidad de disfrutar de una cena con vistas desde el Space Opera del Sky Lounge, un restaurante de lujo con bar de jazz adjunto, especializado en cócteles y que se encuentra en la décima y última planta del barco, en lo que equivaldría al puesto de mando (tiene capacidad para 170 personas).
Además, en la zona junto al mar tiene una piscina de agua salada de 50 metros de largo y silueta sinuosa, rodeada de tumbonas, así como un gimnasio completo e incluso un karaoke; además de un helipuerto para los que quieran llegar hasta allí en un helicóptero privado desde Seúl.
El resort está asociado a las atracciones cercanas. Así, es posible visitar el parque de esculturas de Jang Sung o las plataformas de observación realizadas en madera en las montañas adyacentes a la del barco. También entrar en el Sunrise Garden, famoso en Corea por las dos manos gigantescas que allí se colocaron junto al mar.
Sin duda, ser huéspedes del Sun Cruise es todo un exotismo. Seguro que, de haber sido un poco más grande, hubieran podido hacer lo mismo con La Dorada, el mítico barco de Chanquete en ‘Verano Azul’. La parte difícil, que es ponerlo en una montaña, ya está conseguido.