Viajestic» Destinos

LA BELLEZA DEL PIRINEO FRANCÉS

El tren de Larrún, una subida con estilo en vagones de los años 20

Es uno de los trenes cremallera del Pirineo más emblemáticos y lleva más de 90 años enlazando el puerto de San Ignacio con el pico de Larrún. Situado en la parte occidental de la cordillera, en el País Vasco francés, sus vistas permiten divisar Navarra, las Landas e incluso la costa de Guipúzcoa.
Imagen no disponible | Montaje
Imagen no disponible | Montaje
Imagen no disponible | Montaje
Imagen no disponible | Montaje
Imagen no disponible | Montaje
Imagen no disponible | Montaje
Imagen no disponible | Montaje
Imagen no disponible | Montaje
Imagen no disponible | Montaje
Imagen no disponible | Montaje

El pico del Larrún tiene el honor de ser la primera de las cumbres pirenaicas, si comenzamos a ver la cordillera desde su parte occidental. Con una altitud de 905 metros, es uno de los destinos más emblemáticos del Pirineo francés, y todo gracias a la existencia de un pintoresco tren de cremallera que permite llegar casi a su cima.

Se trata del Petit Train de La Rhune, o lo que es lo mismo, el Trenecito de Larrún, un ferrocarril que comenzó su andadura nada menos que en 1924 y que, desde entonces, conecta el puerto de San Ignacio con la montaña.

Una vez subimos al monte, que se trata de un estratovolcán ya extinguido, se pueden ver unas vistas hermosas. De hecho, los días con el cielo totalmente despejado es posible divisar la costa de Guipúzcoa, amplias zonas de Navarra, las Landas y el Cantábrico. Toda una experiencia que empieza, realmente, mucho más abajo, en la estación de partida del tren, ya que el viaje, una vez más, es parte del destino.

El viaje se sigue realizando en vagones tal cual eran en los años 20. Recorren la montaña subiendo a una velocidad de apenas 9 km/h, lo que permite acercarse al corazón de la naturaleza salvaje de la zona, en un recorrido de 35 minutos. Durante la ascensión, además del bosque y los valles, será posible ver los pottokas, unos poneys autóctonos de las provincias vascas que viven allí en total libertad. Pero no solo ellos son los animales del lugar, también las ovejas manech de robusta cabeza pelirroja y los buitres salvajes viven allí a sus anchas.

La idea de construir este tren nace en 1908, aunque las obras no comenzaron hasta cuatro años después, incluso antes de constituirse la Sociedad Anónima de los Ferrocarriles Vascos. Suspendidas las obras por la Primera Guerra Mundial, no se retoman hasta 1919. Fueron cinco años intensos de mucha labor e ingeniería, no falta de accidentes. Eso sí, el 25 de abril de 1924 se procede a la inauguración del primer tramo; para ser completamente listo y en funcionamiento hasta la cima en junio del mismo año.

Actualmente, todo el material que se utiliza en el tren es de época. Incluso los últimos vagones que se incorporaron, que fueron en 1996, también habían sido construidos en 1924 por la empresa Etablissements Soulé de Bagnères de Bigorre. Son coches de madera, restaurados por empresas locales, y con una mecánica creada en Bayona sobre los planos originales de los primeros vagones del tren. Cada uno lleva más de 1.000 horas de trabajo, creando un techo con pino de los Pirineos, un suelo con madera del mismo árbol, pero procedente de Las Landas; láminas de castaño de Ariège y una plataforma en iroco, una madera africana que nunca se puede pudrir.

El viaje se aprovecha, además, para realizar diferentes talleres. Así, por ejemplo, algunos fines de semana se programan actividades en torno a las rapaces, con observaciones y charlas didácticas sobre el terreno; o juegos infantiles con carácter popular, incluyendo sokatiras, levantamientos de paja...

Actualmente, disfrutar del tren de Larrún es posible a partir de 18 € (billete adulto de ida y vuelta; siendo de 11 € para los niños). Es posible ascender con nuestra mascota (que pagaría 6 €) y hay descuentos para familias numerosas. Hay una salida cada 35 minutos, en horario de 9.30 a 16 h. y no es posible descender en el mismo tren que nos ha subido. Se puede llegar a la estación del Col de Saint Ignace en autobús desde San Juan de Luz (2 €/trayecto/persona).

El viaje es uno de los más bonitos de la región y hacerlo en un tren de época lo convierte en aun más interesante. En familia o con amigos o en pareja, será una escapada de fin de semana perfecta.

Más información:
Le Petit Train de la Rhune