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EPISODIOS NEGROS DEL SIGLO XX

Tuol Sleng, el museo de los horrores de Camboya

Imagina que el colegio en el que estudiaste se convierte en una prisión de máxima seguridad donde interrogan, torturan y asesinan a miles de inocentes. ¿Verdad que pone los pelos de punta? Eso es lo que ocurrió en este lugar de Camboya durante el régimen de los Jemeres Rojos. Hoy es un museo que no permite el olvido.
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En la Calle 113 del centro de Phnom Penh, como si la mala suerte envolviera todavía este lugar, se encuentra Tuol Sleng, el auténtico museo de los horrores de Camboya. Un lugar donde hasta al más valiente se le ponen los pelos de punta.

Imagínate por un instante que el Instituto de tu barrio se convirtiera de la noche a la mañana en una prisión de máxima seguridad. Un lugar donde acudías a estudiar y a jugar con tus amigos (vale, y a soportar a tus profesores también) se convierte de pronto en una fortaleza donde retienen a personas inocentes contra su voluntad, las torturan y finalmente las asesinan. ¿Verdad que pone los pelos de punta? Pues eso exactamente era, antes de que llegara al poder el dictador Pol Pot, lo que hoy es el museo Tuol Sleng. Fue un prestigioso Instituto de Camboya que de la noche a la mañana se convirtió en la Prisión de Seguridad S-21. Recorrer el actual museo produce escalofríos, porque conmueve poner cara los torturados de todas las edades por los Jemeres Rojos.

Las calaveras, los grilletes, las angostas celdas en las que retenían a los prisioneros, las 'camas eléctricas', las máquinas de tortura... por esta antigua prisión se calcula que pasaron más de 15.000 personas entre 1976 y 1979, según datos de la UNESCO. Y de ellas sólo sobrevivieron doce, entre ellas cinco niños. Y esto sólo en esta antigua prisión, porque durante sus casi cuatro años de dictadura a Pol Pot le dio tiempo para exterminar a un tercio de la población camboyana.

Cifras escalofriantes que erizan la piel cuando entramos en Tuol Sleng y vemos en las fotografías del museo las caras de los asesinados. Esto no es una película. Esto es la pesadilla que todavía aterra a Camboya y avergüenza al mundo porque ocurrió antes de ayer como quien dice, ante los ojos de toda la comunidad internacional.

El Museo conserva los espacios tal como fueron organizados por la dirección de la prisión, con el mandamás del centro, conocido como Duch, a la cabeza. El edificio cuenta con dos bloques principales, amplios salones, corredores y zonas verdes alrededor con un patio central. En ese patio, situado justo a la entrada, se ven las tumbas de las que fueron las últimas víctimas asesinadas por el régimen de los Jemeres Rojos. Inocentes que fueron ejecutados de forma sumaria ante la inminente invasión vietnamita.

El primer bloque del museo muestra salones del antiguo Instituto que fueron convertidos en cámaras de tortura. Allí el visitante se encuentra con fotografías de las últimas víctimas y puede contemplar las 'camas eléctricas' donde las víctimas eran aseguradas y posteriormente electrificadas con las baterías de los coches.

El segundo bloque exhibe el reglamento de la prisión y las rejas  construidas por los Jemeres Rojos en los corredores. Es en esta zona donde se accede a las pequeñas y angostas celdas en donde los prisioneros permanecían encadenados. Cada celda, construida en ladrillo dentro de los antiguos salones de clase, tiene el espacio para una sola persona.

En la última sala del museo encontramos un busto semidestruido del dictador Pol Pot y un mapa de Camboya hecho con cráneos de las víctimas.

Por último, existe otro edificio anexo que muestra los salones en donde los menores de edad eran retenidos y donde debían permanecer siempre acostados. Allí se encuentra una biografía documentada con fotos de algunas víctimas y de miembros de los Jemeres Rojos que trabajaron en el lugar.

Tuol Sleng abrió sus puertas al público en 1980, hace tan sólo 35 años, con un único objetivo: mostrar al mundo los horrores de la dictadura camboyana para que injustas masacres como esta no se vuelvan a repetir. Recorrer sus pasillos es tan impactante que desde la página del museo recomiendan a las personas aprensivas no visitarlo. Y por supuesto, tampoco es un lugar para ir con niños. Mucho menos teniendo en cuenta que entre esas paredes miles de niños fueron asesinados. Una auténtica pesadilla.

Más información:
Museo Tuol Sleng
Turismo de Camboya