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Europa

Yvoire, una de las ciudades más bellas de Francia

Una escapada medieval a los pies de los Alpes

Conocida como una de las ciudades más bellas de Francia, la ciudad medieval de Yvoire, en la región de Ródano, en los Alpes, es sobretodo famosa por sus impresionantes y exuberantes flores durante los meses de verano. Los geranios y los pensamientos cubren balcones y ventanas y se derraman por las pequeñas y empedradas calles de esta ciudad medieval. Los toques de colores de las flores añadieron encanto a las viejas piedras, y hoy las flores son la sonrisa de Yvoire, están por todas partes y son una seña de identidad de la ciudad. En los techos o a lo largo de los callejones y plazas, o en las terrazas de madera. Yvoire se encuentra en un punto estratégico entre el "lago pequeño" y el "lago grande" en la orilla francesa del lago de Ginebra, un pequeño rincón del terrotorio francés con mucho encanto. En la frontera con Suiza, ha sabido ganarse un puesto como destino de aquellos que visitan la zona o navegan por el Lago Lemán. El Conde Amédée V el Grande, comenzó a construir las fortificaciones de la ciudad en sus comienzos en 1306, y durante la guerra entre el Dauphiné y Saboya. Una historia turbulenta de la que quedan como testigos el castillo, las murallas y los portones fortificados. Más tarde después de un cambio de poder, Yvoire se convirtió en un tranquilo pueblo de pescadores. Y hoy en día, es un encantador pueblo medieval bien conservado. Las fortificaciones de la villa medieval, murallas y puertas, utilizadas para defender la ciudad, están situadas en la parte inferior del castillo de Yvoire. Además de disfrutar de las estrechas y empinadas calles, y de un ambiente que nos remonta al pasado, en el lugar que ocupaba el huerto del castillo hay un  jardín cerrado a imitación de los que había durante la Edad Media. El Jardin de los Cinco Sentidos se compone de un laberinto y varias salas, en las que se invita a tocar, oler, mirar, escuchar e incluso a veces a degustar. Hay visitas guiadas para deleite de los más pequeños. El Lago de Ginebra forma parte ancestral del comercio y es la entrada al corazón de los Alpes. El transporte naval solía ser más importante que el transporte terrestre. La navegación está ahora unida principalmente a actividades de recreo como barcos de vela o barcos a motor. Navegar es una de las actividades que se ueden relizar aquí. De hecho, llegar a Yvoire en un barco Belle Epoque es una de las maneras más hermosas de disfrutar de la vista del pueblo. A tan solo 30 minutos de Ginebra, Yvoire es un destino apacible y precioso para una excursión de un día, o para pasar unos días playeros a la orilla de uno de los lagos más famosos, a los pies de los Alpes.