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No empezamos por Jijona y Estepa porque eso seguro que ya te los sabes…
Y quien dice Jijona por sus turrones y Estepa por sus mantecados y polvorones dice Toledo por sus mazapanes o incluso el municipio canario de Tejeda por sus polvorones y sus mazapanes. ¿Dónde nos vamos entonces para comernos la Navidad antes de que llegue el 24 de diciembre? Empezamos por Andalucía: Medina Sidonia en Cádiz, Rute en Córdoba y Antequera en Málaga; de Andalucía nos vamos a Extremadura y paramos en Castuera, un pueblo de la provincia de Badajoz y terminamos nuestra ruta en Castilla y León, concretamente en Tordesillas, provincia de Valladolid.
¿Y por qué nos vamos precisamente a esos cinco pueblos a comernos la Navidad? Por las razones que te desvelamos a continuación:
Esta localidad gaditana está en el Parque Natural de los Alcornocales y bien merece una visita por su patrimonio histórico (cuenta incluso con una calzada romana) y sobre todo por su patrimonio gastronómico, dulce y navideño; aquí los hornos de los obradores trabajan a destajo asando amarguillos (esos ricos mazapanes que se preparan con una mezcla de almendra y almendra amarga además de azúcar) y también alfajores; dos tipos de dulces, amarguillos y alfajores, que si bien en Medina Sidonia se degustan todo el año, tienen en diciembre su temporada alta.
Rute es uno pueblo blanco entre olivares y montañas y es además un pueblo famoso por su producción de anís, tanto es así que el anís cuenta no solo con un monumento en Rute, también con un museo; un museo que no es el único de esta localidad cordobesa, hay otro dedicado al turrón, el mantecado y el mazapán… y ya con eso imaginarás por qué Rute es un pueblo para comérselo en Navidad… o para comerse la Navidad en él.
Lo de Antequera con los dulces de Navidad es vicio… son famosos los mantecados, polvorones, alfajores y roscos de vino preparados en esta localidad malagueña, se cuentan de hecho por millones (has leído bien, millones) los dulces de Navidad que aquí se preparan cada año. En esta notable producción tienen mucho que ver los obradores de los conventos locales (en particular el de las Descalzas y el de Belén). Además Antequera es un pueblo más que interesante aunque solo sea (y no solo es por eso) porque en sus alrededores hay hasta tres monumentos megalíticos que gozan de la consideración de Patrimonio de la Humanidad.
Si hablamos del museos del turrón hay que hablar de Castuera porque este pueblo de Badajoz también tiene el suyo; además el turrón de Castuera es fácilmente distinguible del de Jijona porque se prepara con las almendras enteras, no molidas como en el caso del famoso turrón alicantino y, para remarcar la importancia turronera de Castuera, los maestros turroneros cuentan con su propio monumento (no solo el museo); además también tienen una fama notable los polvorones de Castuera.
La historia de los dulces de Navidad en Tordesillas, como sucede en el caso de Antequera, tiene cierta relación con los dulces de convento, en el caso de este pueblo vallisoletano son las monjas Clarisas del Real Monasterio de Santa Clara las que preparan todo tipo de dulces de convento y, en esta época, amplían su producción de amarguillos y mazapanes; el Monasterio de Santa Isabel de Hungría es famoso por sus rosquillas fritas y, para completar la oferta con más dulces aunque no sean de convento, cabe destacar que son particularmente famosos los polvorones de Tordesillas, no pueden ser más famosos los polvorones El Toro (no en vano llevan preparándolos desde hace casi 175 años).