Una ciudad en una península
A Coruña es una ciudad que ocupa una pequeña península y que nunca dio la espalda al mar que baña sus costas, es más, en gran medida ha vivido de él ya sea por la importancia de su puerto pesquero o por el crecimiento económico que supuso para la ciudad la instalación de una refinería y el consiguiente trasiego de barcos petroleros; tampoco hay que olvidar los motivos defensivos, había que vigilar el mar para evitar invasiones como la que intentaron los ingleses allá por el S.XVI con Francis Drake a la cabeza.
Hoy en día la economía de la ciudad está marcada más por el grupo Inditex que por la refinería o el puerto y la ciudad mira al mar más que nunca, ahora sin miedo, simplemente disfrutando de su imponente belleza, algo que puedes hacer desde prácticamente toda la costa de la ciudad porque desde que a medicados del siglo pasado comenzara a desarrollarse el proyecto de construcción del Paseo Marítimo hasta hoy, apenas hay vereda del mar en esta península que no se pueda pasear.
A Coruña cuenta con el paseo marítimo urbano más grande de Europa, uno que además se adorna con orgullo con el faro en funcionamiento más antiguo del mundo, la Torre de Hércules, claro que en sus más de 13 kilómetros de Paseo Marítimo hay mucho más que ver y visitar que este faro.
Lo primero que tienes que tener en cuenta es la distancia, más de 13 kilómetros, más de 26 si pretendes dar un paseo de ida y vuelta, no es que sea imposible, pero sería caminar tanto como en una etapa del Camino de Santiago, eso sí, tienes la opción de rodarlo en bicicleta porque el Paseo Marítimo de A Coruña tiene carril bici.
La parte más moderna del paseo (la última en ser construida) es la que llega al Portiño y Bens, en la frontera con el municipio de Arteixo, de allí en adelante recorrerás una zona agreste de costa desde la que descubrirás las islas de San Pedro mirando al mar y el monte del mismo nombre a tu espalda; puedes incluso hacer una escala en tu camino y subir al monte de San Pedro en el ascensor panorámico al que se accede desde el mismo paseo.
Una escultura de un pulpo muy colorido te verá pasar camino del Milenium, un gran obelisco que celebra precisamente eso, el nuevo milenio y así, casi sin darte cuenta y después de caminar un buen trecho, estarás en la zona de Riazor y Orzán, la parte más antigua del paseo, junto a las playas del mismo nombre.
Verás el estadio de Riazor y seguirás tu camino hacia la torre no sin antes pararte en la Casa de los Peces y el Museo del Hombre (la Domus), los dos museos científicos más importantes de la ciudad (te recomendamos encarecidamente la sala Nautilus en la casa de los peces…); en la Torre de Hércules no sólo es obligado parar y hacerse el selfie de turno sobre la rosa de los vientos que está a sus pies, sino entrar en ella, subirla entera y descubrir como se ve la recortada costa de A Coruña desde allí.
Y no termina ahí tu paseo costero en la ciudad abierta al mar, te queda visitar la zona del puerto (el pesquero y el deportivo) y maravillarte ante la imponente estampa que regalan sus blancas galerías, también visitar el cementerio de San Amaro porque pasa por ser de los más bonitos de Galicia y en él están enterrados gentes tan ilustres como Eduardo Pondal (el poeta autor de la letra del himno gallego) o Manuel Murguía (lingüista y literato además de marido de Rosalía de Castro); y no puedes dar por terminado tu paseo hasta que llegues a la zona de la ciudad vieja y acabes visitando el museo del castillo de San Antón, una fortificación que es en realidad una pequeña isla pero que hoy está unida a tierra por un puente.