ANDALUCÍA

Así es el Parque de María Luisa de Sevilla

Fuentes, templetes, jardines, animales, sonidos y olores. Todo esto y mucho más será lo que te encuentres en este famoso parque de la capital andaluza.

Parque de María Luisa de SevillaPixabay

Entre la Avda. de Portugal, la Avda. de la Borbolla, la Avda. de Eritaña, el Paseo de las Delicias y la Avda. de María Luisa, junto a la famosa Plaza España de Sevilla, se encuentra el que bien podría considerarse el pulmón verde de esta ciudad andaluza: el Parque de María Luisa. En realidad, podríamos decir que es más que eso, pues se ha convertido en todo un símbolo de esta capital. Tanto es así que se le conoce no solo en todo el país, sino más allá de las fronteras de este.

Para conocer sus orígenes tenemos que remontarnos al año 1849, pues fue en ese entonces cuando los duques de Montpensier compraron el Palacio de San Telmo (actualmente la sede de la Presidencia de la Junta de Andalucía) y encargaron construir unos jardines que encajaran con la edificación. Fue el jardinero francés Lecolant quien diseñó un jardín de grandes dimensiones que seguía el estilo del paisajismo inglés. No obstante, se tomó algunas licencias y añadió, por ejemplo, composiciones propias del formalismo francés.

La Infanta María Luisa de Borbón cedió una parte del jardín a Sevilla en el año 1893, y desde entonces se le puso el nombre que tiene hoy en día en su honor, a modo de agradecimiento. No obstante, no fue hasta el 18 de abril del año 1914 cuando el parque abrió las puertas al público, de modo que todos los ciudadanos pudieron empezar a disfrutar de su belleza.

Así es el Parque de María Luisa de Sevilla | Pixabay

Claro está, a lo largo de los años se ha ido remodelando, haciéndolo más accesible e integrando en su interior diversos elementos. Así, en un paseo por el Parque de María Luisa hoy en día se pueden ver varios espacios, como la Glorieta Azul, la Glorieta de Benito Más y Prat, la Glorieta de Doña Sol o la Glorieta de la Concha.

También hay otras zonas realmente bellas que merecen unos minutos de atención, como por ejemplo la Isleta de los Patos. Hablamos de un estanque bordeado por piedras rústicas que cuenta con una isla central irregular a la que se llega a través de un puente de pequeñas dimensiones. Allí hay un templete neoárabe con preciosos arcos de herradura de fábrica y en su interior se encuentran bancos de hierro fundido en los que descansar.

También merece mención aparte el Jardín de Los Leones, pues es la fuente más grande de todo el recinto, además de la más llamativa. Se encuentra cerca de la Fuente de las Ranas y está rodeada de naranjos. Así, contemplarla es toda una delicia, sobre todo cuando los árboles están florecidos y desprenden su agradable aroma a azahar.

Como ves, son varias las zonas en las que se divide el parque de María Luisa y son muchos los monumentos que encontrarás repartidos a lo largo y ancho del jardín. Todo ello puedes descubrirlo caminando en calma y relajadamente por sus avenidas, disfrutando del cantar de los pájaros, del ruido de los carros de caballo que lo cruzan de vez en cuando y del rítmico sonido del agua de las fuentes.