CÁCERES
Viajamos a la provincia de Cáceres, concretamente a Alcúescar, para conocer la historia de la Basílica de Santa Lucía del Trampal.
Es el momento más que perfecto para poner rumbo a Alcuéscar, situado en la provincia de Cáceres. Es allí donde encontramos una de las construcciones religiosas más singulares y espectaculares de la provincia. Estamos hablando, cómo no, de la Iglesia de Santa Lucía del Trampal.
Estamos ante un templo religioso que destaca, entre otras cuestiones, por sus características visigodas con ciertos toques mozárabes. Entre sus tantas peculiaridades, hay una que llama poderosamente la atención: es la única construcción perteneciente a la época visigoda que se conserva en la mitad sur de la Península Ibérica. ¡Es sencillamente espectacular! Tanto es así que en octubre de 1983 fue declarada Bien de Interés Cultural.
La Basílica de Santa Lucía del Trampal, a través de su historia
La zona de la actual Extremadura, era una de las más importantes de la época hispano-visigoda. Es más, esto quedó reflejado, precisamente, en las sedes episcopales tanto de Coria como de Mérida. En torno a estas dos ciudades se construyeron un gran número de iglesias, templos, monasterios y hasta Basílicas, en la antigua Vía de la Plata. De las más significativas son Fregenal de la Sierra, San Pedro de Mérida, Jerez de los Caballeros o, incluso, Alcuéscar, entre otros.
De esta forma, se tomó la firme decisión de erigir esta Basílica a unos tres kilómetros del municipio, y a poca distancia de un manantial de agua conocido como El Trampal. En el edificio se encuentran diversos sillares en los que se hace referencia a la diosa Ataecina, deidad prerromana vinculada con el renacimiento natural de la primavera, la salud y la fertilidad.
Muchos son los autores que creen que, en este lugar, existió un santuario anterior que fue ampliado y mejorado durante la época romana. Popularmente, a esta construcción se la conoce como “El Convento”, por lo que puede que, en la antigüedad, formara parte de un cenobio que desapareció.
La edificación en cuestión data del siglo VII pero, a lo largo de los años, fue sometida a diversas obras de modificación. Eso sí, la restauración definitiva se produjo en 1994. Hasta ese momento, esta Basílica había pasado algo desaparecida, a pesar del enorme potencial patrimonial que tenía.
Esta Basílica de Santa Lucía del Trampal cuenta con tres naves perfectamente separadas por una imponente arquería. Si hay algo que le caracteriza es que es muy armónica, que nos hace recordar a otros templos de estilo visigodo como el de San Juan de Baños que podemos encontrar en la ciudad de Palencia.
En el interior de “El Convento” hay dos partes perfectamente diferenciadas. Por un lado, la nave del coro, el crucero y la zona hasta las capillas absidales, que son originales de la época visigoda. Por otro lado, encontramos las tres naves que dan paso a esa zona, que datan del siglo XIV y son de estilo gótico.
En un momento dado, El Trampal pasó a manos privadas como consecuencia de la histórica desamortización que se llevó a cabo en el siglo XIX. Esto provocó que, incluso, llegase a ser utilizado como establo para ganado. En los años 80 fue adquirida por el Estado para, posteriormente, ser restaurada. Además, se construyó un acceso y se erigió un centro de interpretación para conocer la historia que hay detrás de esta Basílica.