TURISMO RURAL Y CURIOSO
Es el momento de viajar por Castilla-La Mancha para descubrir aquellos pueblos que cuentan con un nombre de lo más peculiar. ¡Descubramos su historia!
En Castilla-La Mancha hay, aproximadamente más de 900 municipios y muchos de ellos cuentan con un nombre de lo más curioso. Es el momento de hacer un pequeño recorrido por las cinco provincias de esta comunidad autónoma, aunque las dos que cuentan con más nombres peculiares son Toledo y Cuenca. ¡Vamos a ello!
Pepino (Toledo)
Está situado en plena Sierra de San Vicente, a tan solo 9 kilómetros de Talavera de la Reina. El origen del nombre se remonta al año 1576 cuando, como se puede leer en la página web de la Diputación, “uno de los siete herederos labradores antiguos que vivían en dicho lugar se llamaba Alonso Pepino”. También hay quien dice que, antes de Pepino, se le conocía como “Aldea Nueva de Talavera”. A sus habitantes se les conoce como “pepineros”.
Cebolla (Toledo)
A tan solo 30 kilómetros de Pepino podemos encontrarnos con este municipio bañado por el precioso río Tajo. Los habitantes son conocidos como cebollanos y, como asegura la página web del Ayuntamiento, su nombre viene de la toponimia árabe. Sobre esto hay dos teorías. Por un lado que el nombre es fruto de la castellanización de “yeyala” (montecillo o cerro) y, de ahí, evolucionó a “Yuvaila”, hasta “Zeboila” y, a partir del siglo XIV, en “Zebolla”.
Pulgar (Toledo)
Está ubicado a poco más de 25 kilómetros de la capital de provincia y pertenece, por tanto, a la comarca de Los Montes. Sus habitantes son conocidos como “pulgareños” y, al parecer, el nombre tan curioso del municipio viene dado por el vocablo latino “pollicäris”, siendo la traducción “del dedo gordo”. Su significado podría tratarse, precisamente, por “la parte del sarmiento que, con dos o tres yemas, se deja en las vides al podarlas para que en ella broten los vástagos”.
Casas de Fernando Alonso (Albacete)
Este municipio, a pesar de llevar este nombre, no tiene absolutamente nada que ver con el piloto de Fórmula 1. Pero eso no es lo único que llama la atención, sino también el gentilicio: Teatinos. El nombre tiene una clara referencia a su origen y es que, según confirma el portal de turismo de Castilla-La Mancha, hace siglos había un convento de frailes teatinos en el emplazamiento de este municipio. Con el paso del tiempo, este convento fue adquirido por Fernando Alonso, quien formó la nueva villa y la llamó por su nombre.
Uña (Cuenca)
Este municipio está situado entre el río Júcar y una laguna que lleva ese mismo nombre. Por si fuera poco, se encuentra entre las sierras de Valdecabras y las Majadas, por lo que está en un enclave absolutamente privilegiado en todos los sentidos.
Ciruelos (Toledo) y Ciruelas (Guadalajara)
Los dos pueblos están separados por un total de 134 kilómetros. El primero está en la comarca de la Mesa de Ocaña, y cuenta con unos 700 habitantes aproximadamente. A lo largo de su historia ha tenido varios nombres: Perusa (siglo IX), Cirilos (siglo XII), Cerelo y Ciruelas (siglo XVII), Cirolillos (siglo XVIII) y, finalmente, Ciruelos. El nombre podría venir dado por el antropónimo de nada más y nada menos que San Ciruelo.
Ciruelas, por su parte, se puede encontrar en la conocida comarca de La Alcarria, justo al oeste de la provincia de Guadalajara y a menos de 20 kilómetros de la capital. Es un pueblo muy curioso, y no solo por el nombre. En el pueblo pueden vivir, aproximadamente, 150 vecinos.
Cotillas (Albacete)
Está a tan solo un paso de la provincia de Jaén y se dice que su nombre procede del castillo que tiene el municipio y que actualmente está en ruinas. En la época árabe, este lugar se conocía como “Al Cutillas”. Lo que es un hecho es que Cotillas forma parte del conocido como Señorío de las Cinco Villas.