ÁVILA
Viajamos a la localidad de El Barco de Ávila para conocer la sorprendente historia que esconde su Castillo de Valdecorneja.
Es el momento más que perfecto para poner rumbo a uno de los rincones más sorprendentes que podemos encontrar en la provincia de Ávila. Estamos hablando, precisamente, de El Barco de Ávila. Entre sus numerosos monumentos, rincones y construcciones, hay uno que llama poderosamente la atención. Es más, es uno de los lugares más fotografiados de la localidad.
Como no podía ser de otra manera, se trata del Castillo de El Barco de Ávila. También conocido como Castillo de Valdecorneja, estamos ante una construcción que data del siglo XII y que está situado en un enclave verdaderamente sorprendente, dominando el río Tormes. Se trata, indudablemente, del punto más alto del valle en el que se erigió.
El Castillo de El Barco de Ávila, a través de su historia
Para comenzar, debemos tener en cuenta que se construyó sobre un castro vetón que, previamente, fue destruido por los romanos. Aunque se edificó en el siglo XII, lo cierto es que hubo una reconstrucción a destacar en el siglo XIV. Pero conocer su origen, nos hace viajar a la época en la que el Rey Alfonso VI, tras conquistar el territorio a los árabes, dio el paso de donar el Señorío de Valdecorneja a su hija y, por ende, a su yerno Ramón de Borgoña.
El objetivo era claro: que repoblaran la zona. Más tarde, a principios del siglo XIV, Enrique II de Trastamara dio el paso de donar estas tierras a Don García Álvarez de Toledo, que pertenecía a la Casa de Alba. Fue la que se encargó de construir el castillo. Cabe destacar que Don Fernando Álvarez de Toledo, conocido como el Gran Duque, tuvo esta fortaleza como segunda residencia. Es importante tener en cuenta que esta espectacular fortaleza cuenta con una planta cuadrada y una superficie aproximada de 1700 metros cuadrados.
Una etapa a destacar en la historia de este Castillo de El Barco de Ávila es la de la Guerra de la Independencia. Como consecuencia de ella, la fortaleza sufrió un considerable deterioro. Y no solamente por el conflicto bélico, sino porque las piedras de este Castillo fueron utilizadas para la construcción de viviendas particulares.
Lejos de que todo quede ahí, entre los años 1851 y 1904, el interior de este Castillo fue utilizado como nada más y nada menos que cementerio municipal. Esto provocó que el deterioro fuera cada vez más evidente. En la actualidad, el exterior de esta construcción está en perfecto estado, y todo gracias a las numerosas restauraciones que se han realizado entre los años 1985 y 2004. Este Castillo se ha convertido en un emblema de esta localidad, tanto es así que el patio de honor (que hasta el siglo XV era un patio de armas) es utilizado habitualmente para realizar diversos actos culturales.
Si estás pensando en hacer un viaje a El Barco de Ávila o a sus alrededores, te recomendamos que no dejes pasar la oportunidad de visitar este Castillo. El acceso a él es libre y, entre otras tantas cuestiones, encontrarás un pozo en el centro del patio, así como un aljibe abovedado excavado en la roca del subsuelo y unas imponentes ventanas antiguas. ¡Elementos verdaderamente espectaculares!