GRANADA
Viajamos hasta Granada, concretamente a La Calahorra, para conocer la historia que esconde su imponente fortaleza.
Es el momento más que perfecto para poner rumbo a la provincia de Granada, concretamente al municipio de La Calahorra. Allí encontramos una construcción verdaderamente sorprendente, conocido como Castillo de La Calahorra. Pero, ¿cuál es la historia que esconde?
Para comenzar, debemos tener en cuenta que se encuentra situado en la parte más elevada de una colina. Por lo tanto, el sitio es absolutamente privilegiado porque, desde ese mismo punto, se controlan las tierras del Marquesado del Cenete, así como sus comunicaciones. El paisaje, desde luego, es de ensueño.
Como no podía ser de otra manera, en este lugar se han hecho varias excavaciones arqueológicas. Gracias a ellas, se ha podido saber que, antes que esta fortaleza renacentista, hubo otra que se erigió en la época andalusí. La que conocemos en la actualidad data del siglo XVI y se erigió por orden del hijo ilegítimo del Cardenal Mendoza. Recordemos que éste fundó un mayorazgo en esta comarca a favor de su heredero don Rodrigo Díaz de Vivar y Mendoza, primer Marqués del Cenete y conde del Cid.
Este último título tiene estrecha vinculación con el Cid Campeador, ya que se proclamó sucesor de este personaje, del que no dudó en adoptar sus apellidos. En esta época tan concreta de la Edad Media, don Rodrigo Díaz de Vivar y Mendoza dio el paso de construir un imponente castillo-palacio en la zona sur de la meseta para tener un control visual óptimo de la zona.
Muchos son los que afirman que este proyecto, el de La Calahorra, pudo haberse gestado durante un viaje que el Marqués del Cenete realizó, entre los años 1506 y 1508, a Italia. No solamente encargó y obtuvo esos primeros planos de la fortaleza, sino también los diseños para su decoración.
Si hay algo que llamaba poderosamente la atención del interior de este Castillo de La Calahorra era su biblioteca, que estaba repleta de un gran número de libros heredados, sobre todo, del Cardenal Mendoza. Ésta contaba con textos clásicos pero también tratados tanto de filosofía como de arquitectura, entre otras tantas modalidades.
A pesar de lo que supuso la construcción de este Castillo a nivel histórico, defensivo y personal, don Rodrigo de Mendoza y María de Fonseca solamente vivieron ocho años allí, tras concluirse las obras. Esta fortaleza fue heredada por sus hijas. Años después, recupera ese protagonismo como consecuencia de la conocida como Rebelión de las Alpujarras, que afectó especialmente al Marquesado del Cenete. Este Castillo fue refugio para muchos, pero también se convirtió en acuartelamiento para el Marqués de Mondéjar.
Durante siglos, el Castillo de La Calahorra permaneció abandonado. Hasta tal punto que, a principios del siglo XX, estuvo a punto de ser comprado y trasladado a Estados Unidos, pieza por pieza. Por fortuna, no se llevó a cabo esta acción y, a día de hoy, continúa siendo una de las fortalezas más espectaculares que podemos encontrar en Andalucía.