ANDALUCÍA
Es el momento de que descubramos los detalles del Castillo de Cortegana, uno de los más espectaculares e históricos de Andalucía.
No es ningún secreto que los habitantes de Cortegana, situado en la provincia de Huelva, siempre suelen bromear sobre la propiedad de ese castillo que encontramos en el cerro. Y todo tiene una explicación. Durante un tiempo, las escrituras aseguraban que esta edificación pertenecía nada más y nada menos que al Ayuntamiento de Sevilla. Evidentemente, a ningún sevillano se le ha pasado por la cabeza desmontar esta fortaleza para ubicarla en un lugar céntrico de la ciudad. Por lo tanto, es un claro ejemplo de que los papeles pueden decir una cosa pero lo que piensen las personas es algo completamente diferente en todos los sentidos.
Esta acta de propiedad tiene una historia de lo más peculiar. Debemos tener en cuenta que el castillo de Cortegana se mandó construir sobre el año 1293 bajo las órdenes de Sancho IV el Bravo. El monarca estaba realmente preocupado por la inestabilidad en las fronteras de su reinado, sobre todo por el país vecino que era Portugal.
Por ese mismo motivo, a Sancho IV se le ocurrió la genial idea de crear la conocida como Banda Gallega. De esta manera, a lo largo y ancho de esa marca que creó el rey castellano sobre el terreno, se levantaron un gran número de castillos. Su objetivo era que sus dominios estuvieran lo más protegidos posible. En la parte sur, su mayor preocupación era Sevilla ya que acababa de ser reconquistada.
Lo que quitaba el sueño a Sancho IV era que los portugueses tomasen la decisión de hacerse con Sevilla, ciudad donde San Isidoro nació y murió. Por este mismo motivo se le ocurrió este sistema defensivo formado por los castillos de Aroche, Cortegana, Aracena e, incluso, la fortaleza de Las Guardas.
Estos castillos, por el día, se comunicaban a través de señales de humo. Por la noche, gracias a la luz de las hogueras que se encendían en las torres del homenaje. Si hablamos de Cortegana, al igual que sucede con las otras edificaciones, no fue un asentamiento de carácter feudal. Era defensivo, y su objetivo era tanto apaciguar como estabilizar esas dos fronteras que, por aquel entonces, existían en la Península Ibérica.
El castillo de Cortegana estaba regido por un alcaide y, por si fuera poco, no llegó a tener más de 12 soldados defensores. Una vez cumplió su objetivo, esta edificación dejó de tener sentido en los siglos posteriores. Por ese mismo motivo el abandono hizo acto de presencia, destrozando buena parte del castillo. Bien es cierto que esa espectacularidad se recobró a finales del siglo pasado cuando se llevó a cabo una restauración.
Esta edificación, íntima y especial, está en un entorno único desde el que se divisan unos horizontes de ensueño que pertenecen al Parque Natural de la Sierra de Aracena. Cortegana es un pueblo de origen árabe que tiene en su castillo un auténtico emblema. Una cuestión a tener en cuenta es que, bajo los cimientos, encontramos el aljibe que se conserva tal y como en su día fue construido. Esta fortaleza es una auténtica joya en todos los sentidos.