España
Si nos ponemos un poco filosóficos y pensativos, todos hemos pensado alguna vez cuáles son las metas que queremos alcanzar en la vida. Esos objetivos que nos gustaría hacer realidad y llevar a cabo y que hay quien dijo una vez que eran plantar un árbol, escribir un libro y tener un hijo. Puede que los tuyos coincidan con esos tres, o no. Este último caso era el de Serafín Villarán, quien entre sus objetivos tenía el de construir un castillo. Seguro que alguna vez has imaginado cómo sería darte un capricho, por ejemplo, dar la vuelta al mundo, comprarte un descapotable o escribir una novela que tenga éxito y se venda en todas las grandes librerías del mundo. Pero, ¿te imaginas cómo sería construir tu propio castillo? Un edificio a tu gusto, ideado en tu imaginación y hecho realidad piedra a piedra. Pues deja de pensar porque hay un ejemplo que deberías conocer. No está lejos, tan solo hay que desplazarse hasta Cebolleros, un pequeño pueblo del norte de Burgos, para admirarlo. Es allí donde Serafín Villarán decidió hace décadas construir su propio castillo y con todas sus ganas y fuerza de voluntad durante 20 años colocó piedra a piedra toda la estructura de la construcción. El castillo de Las Cuevas, como es conocido, tiene a día de hoy cinco plantas y alrededor de 300 metros cuadrados de superficie. Toda una obra maestra que es el resultado de un sueño y el claro ejemplo de que los sueños, si se quiere, se pueden hacer realidad. Está construido con cantos sacados del río Nela y el resultado es espectacular, pareciendo un castillo medieval más que una construcción relativamente reciente. Serafín Villarán comenzó a levantar el castillo en el año 1978, poco a poco pero de forma constante, dedicando sus fines de semana y veranos a hacer realidad la obra. Por ello, el Castillo de Las Cuevas se ha convertido en una de las construcciones más llamativas de Cebolleros y más originales de toda la provincia de Burgos. En la actualidad se pueden visitar tres de las plantas del castillo y se aceptan donativos de todos aquellos que acuden a él para mantener este sueño de piedra en perfecto estado. Se construyó sobre dos antiguas bodegas, de ahí su nombre. Serafín falleció en 1998 pero actualmente son sus familiares quienes gestionan las visitas del castillo. Porque hay obras arquitectónicas que pasan de generación en generación, y está es una de ellas. Cuando uno visita el Castillo de Las Cuevas se siente como un verdadero rey y se imagina por un instante cómo debió de sentirse su artífice al ver terminado su proyecto. En él se podrían haber rodado películas o entre sus paredes podrían perfectamente haber sucedido historias de leyenda, pero eso es algo que cada visitante tiene que imaginar.