BURGOS
Viajamos hasta Burgos, provincia de Castilla y León, para conocer el origen del Castillo de los Duques de Frías.
Es el momento más que perfecto para poner rumbo a la provincia de Burgos, en Castilla y León. No es ningún secreto que allí encontramos numerosos rincones y lugares de ensueño que atraen cada vez a más visitantes. Un claro ejemplo lo encontramos, precisamente, en la localidad de Frías.
Allí podemos ver un gran número de monumentos, rincones y edificaciones que no dejan absolutamente indiferente a nadie, entre los que destaca precisamente el Castillo de los Duques de Frías. También conocido como Castillo de los Velasco, es una construcción situada en el peñasco de la Muela.
Si hay algo por lo que llama la atención es por la privilegiada ubicación en la que se encuentra, desde donde se puede divisar el Valle de Tobalina. Entre los numerosos datos a tener en cuenta, debemos saber que estamos ante nada más y nada menos que uno de los castillos roqueros más sorprendentes y espectaculares que podemos encontrar en Castilla.
El Castillo de los Duques de Frías, a través de su historia
Para comenzar, debemos tener en cuenta que la primera mención que se hace de esta construcción data del año 867. Por lo tanto, el origen era erigir nada más y nada menos que una fortaleza defensiva en la lucha contra los musulmanes. Algo que se puede apreciar, precisamente, por el lugar en el que se levantó, ya que es un punto de alto valor estratégico.
Otro año a destacar, sin lugar a dudas, es 1201. Por aquel entonces, se pudo construir la muralla y, además, pasó a manos de la corona. Fue entonces cuando el Rey Alfonso VIII dio el paso de reformar este Castillo, brindándole muchos más elementos de carácter defensivo. Al fin y al cabo, se convirtió en una pieza clave a la hora de controlar el territorio. Es más, llegó a asumir las funciones que, con anterioridad, realizaba el Castillo de Petralata.
Un par de siglos más tarde, concretamente en 1446, el Castillo de los Duques de Frías se cedió a Pedro Fernández de Velasco y Solier. Fue él quien, precisamente, realizó una intensa restauración de esta fortaleza. A pesar de todo, en 1450, el pueblo de Frías se reveló al no aceptar las órdenes del nuevo señor. Tras un asedio que se hizo eterno, los vecinos se vieron en la obligación de ceder. Todo ello mientras, en 1492, los Reyes Católicos dieron el paso de crear el Ducado de Frías.
En la segunda parte del siglo XV, esta fortaleza se adaptó para que tuviera un uso como artillería. Lo cierto es que su carácter militar se mantuvo hasta la Guerra de la Independencia. No podemos dejar de mencionar que, en 1920, este Castillo pasó a manos municipales e incluso intentaron subastarlo pero, por fortuna, ahora se ha convertido en uno de los grandes atractivos turísticos de Frías.