NAVARRA

Castillo de Javier (y las Javieradas): su curiosa historia y quiénes contribuyeron a su reconstrucción

Viajamos hasta Navarra, concretamente a la localidad de Javier, para conocer la sorprendente historia que esconde su imponente Castillo.

Castillo de Javier. NavarraImagen de Julina en Wikipedia, licencia: CC BY-SA 3.0

Es el momento más que perfecto para poner rumbo a la preciosa localidad de Javier, situada en Navarra. Allí encontramos un gran número de construcciones y rincones con encanto, pero si hay algo que llama poderosamente la atención es, sin lugar a dudas, su espectacular castillo.

Su construcción nos hace viajar al siglo X. Cabe destacar que, en esta fortaleza, nació y vivió San Francisco Javier y fue de este lugar de donde escogió el nombre con el que iba a ser conocido como misionero. Por lo tanto, estamos ante un destacado lugar de peregrinación, sobre todo a principios de marzo cuando se producen las conocidas como “Javieradas”.

El Castillo de Javier, a través de su historia

Para comenzar, debemos saber que, tanto la fortaleza como la propia villa, fueron ganadas en 1223 por el Rey Sancho VII de Navarra. Todo ocurrió cuando un reconocido noble de Aragón los entregó al monarca navarro como garantía de un préstamo. Al no cumplir con los plazos establecidos, pasaron a ser propiedad de Sancho.

Interior del Castillo de Javier. Navarra | Imagen de Diego Delso en Wikipedia, licencia: CC BY-SA 4.0

Esta fortaleza, en 1236, fue entregada por el Rey Teobaldo I a nada más y nada menos que Adán de Sada. Lejos de que todo quede ahí, tras la histórica conquista de Navarra, tanto la construcción como la villa pasaron a manos de María de Azpilicueta. Ella estaba casada con Juan de Jaso, cuya familia defendía la independencia del Reino. Motivo más que suficiente para que el Cardenal Cisneros ordenara, en 1516, la demolición del castillo.

Por fortuna, no se destruyó por completo. “Únicamente” se derribó la muralla que lo rodeaba, se rellenó el foso, se destruyeron dos torres redondas, se demolió el puente levadizo y la Torre del Homenaje de San Miguel se rebajó a la mitad, entre otras tantas cuestiones.

Tras pasar por varias manos a lo largo de los siglos, finalmente acabó en las de la Casa de Villahermosa. A finales del siglo XIX, esta construcción estaba prácticamente en ruinas. Fue por ello que los propietarios, la duquesa de Villahermosa y su marido el conde de Guaqui, decidieron dar el paso de comenzar las obras para su reconstrucción, al ser conscientes de la importancia histórica de este Castillo.

Castillo de Javier. Navarra | Imagen de José Luis Filpo Cabana en Wikipedia, licencia: CC BY 3.0

Como consecuencia de la inesperada y repentina muerte del conde de Guaqui en 1893, y al hacerlo sin descendencia, las obras de restauración peligraron. A pesar de todo, los hermanos del fallecido, mediante escrituras notariales, reconocieron a la marquesa el usufructo de la herencia del duque, para poder hacer frente al gasto de estas obras, que fueron encargadas al arquitecto Ángel Goicoechea Lizarraga, y ejecutadas por Blas Morte.

No fue hasta principios del siglo XX cuando la duquesa de Villahermosa dio el paso de donar el Castillo de Javier y la basílica a la Compañía de Jesús. Eso sí, lo hizo con una condición: que lo mantuviesen tal cual se les entregó. Un dato curioso es que, en la cripta, se encuentran los restos de quienes hicieron posible la reconstrucción tanto de la fortaleza como de la basílica.