HUESCA
El Castillo de Loarre no solamente tiene una gran historia, sino también diversas curiosidades y leyendas que, desde luego, no te dejarán indiferente.
Loarre cuenta con una de las grandes joyas dentro del patrimonio de la provincia de Huesca. Estamos hablando de un castillo que tiene muchísima historia pero, además, también cuenta con diversas leyendas que a día de hoy se siguen recordando. Lo que es un hecho es que este castillo es de los mejores conservados de Europa en cuanto a estilo románico se refiere.
¿La razón? Conserva su estructura arquitectónica original, perteneciente a ese estilo del siglo XI. El castillo fue construido bajo las órdenes del monarca Sancho III el Mayor con un fin meramente militar. Y es que forma parte de esa línea defensiva cuyo objetivo era proteger los dominios del Reino de Navarra. Recordemos que, por aquel entonces, estaba en su máximo esplendor.
Cabe destacar que esta fortaleza se ordenó construir para poder atacar, desde ese mismo punto, las posiciones de los musulmanes tanto en Ayerbe como en Bolea. Aunque esa era la intención, lo cierto es que jamás se llegó a usar en batalla. De ahí que el estado de conservación sea absolutamente envidiable. Por esa misma razón, se llegó a perder esa función militar por la que se construyó y, por tanto, entraron a vivir los Agustinos.
El Castillo de Loarre, repleto de detalles
Un dato curioso es que, cuando se entra al Castillo de Loarre, nos podemos encontrar tallados en las columnas tres monos. Uno se encuentra tapándose los ojos, otro la boca y, el último, los oídos. Eso tenía un claro significado: Nadie podía dar a conocer lo que ocurría dentro de esa edificación. De hacerlo sería condenado a muerte.
Este Castillo está repleto de detalles. Es más, si nos fijamos en los bloques de los que está hecho vemos diversos símbolos como un círculo o un triángulo. ¿Qué significaban? Era la manera de identificar qué arquitecto se había encargado de ese punto. Y si no hay es que había sido tallado por un esclavo
No podemos olvidarnos que Sancho Ramírez decidió encargar la construcción de la iglesia de San Pedro, así como una cripta con un fin: Albergar nada más y nada menos que las reliquias de San Demetrio que, milagrosamente, llegaron hasta Loarre. En la puerta de esa cripta se encuentra, tallado, un perro con el que se simboliza que es el guardián del castillo.
Las leyendas del Castillo de Loarre
En primer lugar encontramos la del Fantasma de la Abadesa, ya que se dice que vaga por los pasillos. La leyenda asegura que, en un conflicto militar del que se encarga la Abadesa de Loarre, ésta cae prisionera y la encierran en las mazmorras. Una noche cualquiera, el cuerpo desapareció. Desde entonces dicen que, en la noche de San Juan, el fantasma merodea por los pasillos de la fortaleza.
Por otro lado, debemos mencionar al conde Don Julián ya que se cuenta que falleció en el Castillo de Loarre. De ahí que, como dice la leyenda, decidieran enterrarle en la entrada de la iglesia para que todos pisotearan sus restos tras haber traicionado a su pueblo. Recordemos que fue él quien abrió a los musulmanes las puertas de la Península, acabando con el reino visigodo.